Ser independiente no es una habilidad que aparezca espontáneamente. Es, más bien, el resultado de un trabajo duro que empieza desde temprano. “A partir del primer año de edad, los chicos ya deben tener alguna responsabilidad”, afirma Maritza Aristi, psicóloga del centro After School Nany. “Los padres deben saber qué responsabilidades les corresponden a sus hijos según su edad. Si no lo saben, deben informarse”, agrega.
La especialista pone algunos ejemplos. Asegura que un niño de un año puede agarrar una cucharita y empezar a comer algunos alimentos. A los dos años ya puede lavarse las manos. A los cinco debería amarrarse los zapatos solo. Sin embargo, esto no siempre ocurre. “Hay papás que no dejan que sus hijos sean independientes. He visto niños grandes que usan zapatillas con pega pega porque no saben amarrárselas. ¡Hay que darles la oportunidad de aprender por sí mismos!”, subraya Aristi.
COHERENCIA
De la noche a la mañana no se puede exigir autonomía si es que no hay preparación. “Antes de asignar un tarea, hay que hablar sobre las normas y lo que se espera de los hijos. Les hacemos daño cuando no les enseñamos bien y les exigimos que sean independientes. ¡Peor aún cuando nos molestamos cuando hacen las cosas mal!”, dice la psicóloga. Entonces, más que forzar la situación y buscar resultados inmediatos, hay que manejar las circunstancias con sabiduría, paciencia y cariño. Los hijos entenderán, poco a poco, que ellos pueden hacer sus cosas.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.