Carolina Trivelli,Sumas y restas
Economista
Esta semana un estudio de la Universidad del Pacífico y un titular de un diario hacían pensar que la política social no tenía norte y que malgastaba el dinero de los contribuyentes. El estudio propone hallazgos, pero sobre todo discusiones, en muchos temas, en particular sobre las filtraciones y subcobertura de los programas sociales.
Sobre filtraciones –es decir, los que reciben programas sociales (del MIDIS y otros sectores) sin necesitarlos–, hay una buena noticia: se han reducido de 0.26% del PBI en 2011 a 0.17% en 2012, y esto incluso podría estar sobrestimado. También encuentra malas noticias: aún hay filtraciones; mejoramos, pero falta. En todo el mundo los programas tienen filtrados y, como muestran varios estudios a nivel internacional, no estamos nada mal (ver por ejemplo Stampini y Tornarolli, 2012, del BID para programas como Juntos).
Para discutir seriamente sobre filtraciones hay que entender la naturaleza de estas. Hay programas, como Qali Warma (QW) donde el concepto mismo no resulta útil. La Ley General de Educación estipula que todos los niños que van a la inicial y primaria pública deben acceder a alimentación escolar, es un servicio universal. ¿Quienes asisten a la escuela pública pero no son pobres son filtrados? No. Hay no pobres que reciben QW, por supuesto, pero por mandato legal. La focalización consiste en dar dos raciones diarias en las zonas con mayor pobreza. Habría “filtrados” si los niños no pobres recibieran dos raciones.
Otro ejemplo viene con CunaMás, que en el 2012 definió dónde trabajará y a quién atenderá, acordando que en zonas urbanas, por ejemplo, solo operará en distritos con más de 19% de pobres. Pero CunaMás se crea sobre Wawa wasi que no tenía ese criterio de focalización y, por ende, atendía niños en distritos con menos de 19% de pobreza. ¿Qué hacer? ¿Cerrar el servicio para no tener filtrados? La reducción de filtraciones no es automática, CunaMás no abrirá, ni expandirá servicios en distritos no focalizados, pero tiene que honrar su compromiso de servicio con los niños que hoy atiende. Es decir, tiene que vivir con esas filtraciones e irlas reduciendo poco a poco.
Las cuentas de las filtraciones requieren más discusión, con eso ganamos todos, pero hay que partir reconociendo que las filtraciones no tienen que ver solo con el nivel de pobreza de quienes reciben programas sociales.
En la próxima hablaremos de subcobertura.
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