No hay una crisis económica, lo que hay es una situación en la que la población no siente el beneficio del crecimiento. Es una percepción más allá de la estabilidad económica que vivimos.
Esto nos ha hecho tomar la decisión de emprender reformas en el Estado para que este sea más eficiente y efectivo en el servicio a los ciudadanos.
Si no las hacemos, todo el progreso será cuestionado. Tenemos la oportunidad de implementar políticas correctas para poder tener un crecimiento sostenido. En este sentido, la productividad es el desafío clave, debemos cerrar la brecha con los países ricos.
También tenemos una agenda social, que es un poco más amplia que la de productividad. Eso sí, no necesitamos de una crisis macroeconómica para actuar. Estamos implementando mejoras sin que haya una turbulencia.
Si bien China preocupa pues puede impactar en el precio de los minerales, en los próximos años, creceremos 6%, más del doble que el promedio latinoamericano. ¿Por qué? Porque la inversión ha empezado a crecer 30% del PBI, más que en Singapur o Corea del Sur.
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