Si bien está pasando algo desapercibido, este 2016 el Perú es sede del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Ya lo fuimos exitosamente en el 2008. La importancia de este foro es que reúne a 21 economías que en la actualidad representan el 57% del Producto Bruto Interno (PBI) mundial, un mercado de 2,800 millones de personas y que mueve el 48% del comercio mundial.
Ser sede del APEC este año significa que presidimos el foro donde se realizarán más de 100 reuniones en distintas ciudades de nuestro país.
Reuniones de distintos niveles: técnicos, ministeriales y se culmina con la cumbre presidencial en el mes de noviembre. Los ojos del mundo estarán puestos en el Perú este año.
La particularidad de este foro, a diferencia de un tratado de libre comercio, es que se plantean propuestas, grupos de trabajo, en distintas áreas económicas, comerciales, de inversión y cooperación, que no son vinculantes, pero que promueven la apertura, la facilitación y el desarrollo de buenas prácticas de políticas públicas.
Es interesante que el actual gobierno haya tomado la decisión de ofrecer ser sede del evento en un año electoral. El gobierno actual inaugura el foro y el próximo gobierno lo clausura, lo que indica que estamos viendo nuestra participación como una política de Estado, más allá del “figuretismo” político internacional que puede ofrecer.
Un tema importante que el Perú debe promover bajo la presidencia es lograr que el APEC se convierta en un área de libre comercio, un TLC. Es por ello que, buscando sortear las dificultades de negociar entre 21 países, nace la iniciativa del Acuerdo Transpacífico (TPP), recientemente culminado por 12 economías de APEC.
Esto debe servir como base para lograr que el resto de economías se incorporen. Gran reto, pero el liderazgo que deberá ejercer Perú será fundamental para lograr este gran objetivo.
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