Alonso Segura,Al.Mercado
asegura@peru21.com
Pese al aumento, uno de los mayores en los últimos 10 años, se lograría un superávit fiscal de 1.1% del PBI, que conllevaría a una mayor reducción de la deuda pública, llevándola a cerca de 18% del PBI, es decir, bajísima, excluyendo contingentes. Uno podría preguntarse qué pasaría si los supuestos de crecimiento del PBI e ingresos no se cumplen, por la crisis externa, pero como escenarios de partida, estos parecen razonables. Si la situación empeora, tendremos la capacidad contracíclica que hemos generado. Las preguntas que surgen son otras: ¿cómo mejorar la calidad del gasto en un contexto de alzas salariales y expansión de programas sociales? ¿Cómo evitar un crecimiento vegetativo de la participación del gasto corriente en el mediano plazo, sacrificando el gasto en inversión? ¿Cómo armonizar estos incrementos con la revisión de la regla fiscal? En teoría, el gobierno conoce las respuestas, presupuestos por resultados, presupuestos multianuales, etc. Veremos cómo resultan en la práctica.
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