Santiago Pedraglio,Opina.21
spedraglio@peru21.com
El enfrentamiento entre la intransigencia de los comerciantes de La Parada, que quieren mantener el Mercado Mayorista en las paupérrimas condiciones actuales, para preservar sus intereses, y la voluntad del municipio, de modernizar el sistema de ingreso y comercialización de alimentos a la capital y reducir la informalidad en este ámbito, no justifican ni lo uno ni lo otro.
En La Parada se han negado a toda forma de negociación; los comerciantes han ido dilatando la solución y la municipalidad no ha conseguido aliados sólidos, a diferencia de lo que ocurre en el sector Transportes, donde sí los ha hallado, lo que se evidencia en los sucesivos fracasos de los paros convocados. Por otra parte, en el operativo de ayer, la Municipalidad de Lima no apareció con una estrategia clara; debió prever la reacción no solo de los comerciantes sino también del lumpen que vive en torno a La Parada.
Sin pretender comparar las condiciones de vida en Cajamarca con las del tugurio de La Parada, es lamentable y triste, también, que algunos de los mismos medios de comunicación que se rasgaron las vestiduras contra las movilizaciones “antimineras” se hayan convertido en “diarios de Marka” de los informales del comercio y el transporte, todo para aplastar una experiencia “caviar”. Así han alentado la resistencia de los comerciantes de La Parada y, de paso, la del lumpen que se ha movilizado en torno a los actores de ayer.
El proceso de revocatoria, que ya es un hecho, será esencialmente político. Enfrentará un esfuerzo cada vez más serio por modernizar la ciudad y gobernarla con honestidad, a pesar de errores de manejo político como el de ayer, contra una derecha tradicional que ojalá gobernara las ciudades como lo hacen sectores políticos también de derecha en Guayaquil o en Quito.
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