Chávez apunta a beato

Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com

A pesar de que me aburren, hago esfuerzos por escuchar a las luminarias de la TV y por leer a periodistas y profesionales afines que se ocupan del acontecer político. Mi conclusión es que la mayoría vive colgada del adjetivo. Lo usan con la licencia que les da haber envenenado cooperativamente los cerebros de los ciudadanos a través de campañas mediáticas que alinearon sus neuronas con el orden establecido. Días pasados, en un curso que dicto sobre lenguaje no verbal, presenté a diversos hombres públicos a fin de analizar su gestualidad. Cuando le llegó el turno a Chávez, que para estas demostraciones es una perita en dulce, oí algunos comentarios adversos y, curiosamente, también algunas malinterpretaciones de sus gestos. Dicha reacción y las interpretaciones erradas me impulsaron a preguntar qué le achacaban a Chávez. La respuesta fue: “Es un dictador”. Acudiendo a la mayéutica socrática, problematicé preguntando: “¿Los dictadores llaman a elecciones al estilo occidental?”. Silencio. “Chávez convocó a 12 elecciones”, recordé. Silencio. Esto lo escribí tiempo atrás para señalar lo permeable que puede ser el cerebro a cualquier información que se repita regularmente. No lo publiqué y hoy lo rescato porque pareciera que para la prensa
–que otrora machacaba a Chávez, este, ya muerto pero no olvidado– hizo no pocas cosas buenas como lo ha confirmado, en su visita al Perú, el otrora encarnizado antichavista Henrique Capriles, quien parece haber comprendido que si no recoge la herencia del ‘Comandante’, sus posibilidades presidenciales son remotas. Hoy el malo es Maduro, y contra él enfoca sus baterías. ¿Es esta conversión un milagro del presidente desaparecido o solo se trata del oportunismo político propio de un ambicioso en apuros?