Eduardo Ferreyros,Al.Mercado
eferreyros@peru21.com
El episodio de la fuga y recaptura del sicario ‘Gringasho’ pone en evidencia, una vez más, que el sistema de reclusión tanto de menores como de adultos no está funcionando. A través de iniciativas privadas, asociaciones público-privadas, concesiones u alguna otra fórmula, el sector privado debería ir asumiendo parte del manejo carcelario y de rehabilitación de menores que hoy el Estado no parece estar en capacidad de atender. Hace varios meses se inició un proceso piloto para que el sector privado construya y luego administre un penal en Huaral. Este fue paralizado. Se dice que existen incentivos perversos en el sistema, que generarían penas mayores, nuevas penas y mayores detenciones para que sea rentable. No creo que haya un sistema más perverso que el actual, donde el hacinamiento, inseguridad y abandono es más que evidente. Con reglas claras, sanciones implacables y supervisión firme del Estado creo que los reclusos peruanos estarían en mejores manos y los ciudadanos, más seguros.
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