Juan José Garrido,La opinión del director
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En efecto, no ha pasado desapercibido que lo de ayer, más que un cambio de gabinete, fue solo un cambio de premier. En lo justo, el ingreso de Villanueva significa por sí solo una esperanza para la reactivación de la economía, la mejora en la seguridad y una mayor integración de la capital con la realidad regional. Esta esperanza se basa en las múltiples declaraciones favorables que hemos recibido por parte de quienes lo conocen, así como por los frutos de su actual gestión.
Igualmente, el ingreso de Jaime Saavedra al Ministerio de Educación es un lujo, y le da un brillo especial a un área postergada por este y los anteriores gobiernos. La calidad educativa peruana no puede seguir en la cola de las reformas, y quedaba claro que con la ex-ministra Salas no viajábamos en mejor destino.
Empero, quedaban muchas áreas flojas, y entonces los cambios no han servido para dar el ímpetu que necesitábamos. Puede ser, como les gusta decir a los oficialistas, que sea cuestión de percepciones. En todo caso, nuestra percepción es que los peruanos esperaban más.
Respecto al segundo punto, el cual desarrollamos en esta edición, es imprescindible que el premier Villanueva esclarezca bajo qué condiciones dos personas ligadas al movimiento cocalero lo acompañaron en su vida política. Creemos que, en representación de la opinión pública, es nuestro deber solicitar una aclaración sobre ello.
De igual manera respecto a las inversiones, es necesario que el premier brinde una agenda clara sobre las mismas en los sectores extractivos. El Perú no puede seguir en un limbo institucional donde las empresas formales no saben si están o no en la plaza correcta. Esperamos, por ello, una agenda que ilumine y deslinde.
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