25.NOV Lunes, 2024
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Opinión

En los últimos tiempos se ha puesto de moda decir que ya somos un país mayoritariamente de clase media (50-55%, de acuerdo al BID) debido a la disminución de la pobreza por el continuo crecimiento del PBI.

Carlos Tapia,Opina.21
ctapia@peru21.com

En los últimos tiempos se ha puesto de moda decir que ya somos un país mayoritariamente de clase media (50-55%, de acuerdo al BID) debido a la disminución de la pobreza por el continuo crecimiento del PBI. El presidente Ollanta Humala acaba de declarar que, debido a este crecimiento, el Estado debe preocuparse de mejorar la infraestructura y los servicios de salud y educación. ¡Qué tal raza! O sea que cuando la población era pobre o muy pobre, el Estado no se preocupaba por mejorar la Educación y Salud públicas. Porque estas estaban bien para la demanda del mundo de la pobreza, pero no para las exigencias de la clase media. Y después nos hablan de un Estado para todos.

Según el INEI, la familia (cinco miembros) en extrema pobreza es la que tiene un ingreso mensual menor a 725 soles, y una familia pobre, uno menor a 1,420 soles (que coinciden con el cálculo de US$ 18.1 diarios del BID), y las familias no pobres, las que tienen un ingreso de 1,421 soles para adelante.

Así, ya pasaron a ser de la clase media un peón de la construcción y un profesor rural no titulado juntos con un director del Banco Central de Reserva.

Veamos, en Lima, la PEA (Población Económicamente Activa) adecuadamente empleada es la que tiene un ingreso mayor a 750 soles al mes y suma 2.8 millones de personas (60% de la PEA en Lima), y el 40% restantes están en la categoría de subempleados. Sin embargo, no hay datos de la concentración de ingresos de “los de arriba”. ¿Cuánto gana un rico en el Perú?

El presidente Humala, exagera al querer incorporarnos a la “clase media de la región”. En Argentina, el salario mínimo supera los US$500, las federaciones de sindicatos por ramas de producción gestionan sus propios servicios de salud, sus universidades públicas son las mejores del país. En Uruguay, la desigualdad desaparece y la cultura florece, y en Chile, la clase media pelea en las calles por mejor educación para sus hijos.


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