Panamá y Venezuela chocaron este miércoles en la OEA, donde el embajador panameño criticó que la organización guardara silencio frente a una posible violación de la Constitución en Venezuela, lo que fue calificado de injerencia por el representante venezolano.
El amargo intercambio de palabras ocurrió al cierre de una reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuando varios aliados de Venezuela, como Argentina, Nicaragua y Bolivia, cerraron filas con el gobierno del convaleciente presidente Hugo Chávez.
Guillermo Cochez, embajador de Panamá en la OEA, indicó que la decisión del Tribunal Supremo venezolano de avalar la posposición de la investidura de Chávez, prevista para el 10 de enero, hasta que el mandatario se recupere de una operación de cáncer, fue criticada por expertos en derecho constitucional.
El embajador panameño fustigó específicamente al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, por haber avalado la decisión del Tribunal Supremo, lo que a su juicio equivale a “convalidar una serie de eventos sin ningún fundamento legal o ético”.
La oposición considera ilegal esa decisión del máximo tribunal y pide que se convoquen elecciones, alegando que así lo estipula la Constitución.
“Como resultado y hasta tanto no corrijamos semejante entuerto, la OEA entera se ha vuelto cómplice involuntaria de lo que ocurrió ese 10 de enero, de ser ciertos los cuestionamientos hechos sobre esos eventos”, dijo Cochez.
Rechazó que países que denunciaron el golpe de Estado en Honduras en 2009 y la destitución del presidente paraguayo Fernando Lugo por el Congreso el año pasado, ahora “hacen caso omiso de la legalidad que tanto esgrimieron para otros”.
El embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton, rechazó en tanto la “alocada, persistente y patológica cadena de intromisión en los asuntos internos de la democracia venezolana” de Cochez, quien es un fiero crítico de Chávez Frías.
Chaderton se refirió en duros términos a Cochez, a quien llamó “patán”, y lo acusó de haber sostenido reuniones con “personajes comprometidos con la desestabilización” del Gobierno de Venezuela.
Asimismo, dijo que Cochez “desea la muerte” del mandatario llanero, hospitalizado en Cuba desde el 11 de diciembre.
Durante la discusión en la OEA, Brasil estimó que la situación de Venezuela es un asunto interno de ese país, mientras que Argentina, Nicaragua, Ecuador y Bolivia rechazaron las declaraciones de Cochez.
La embajadora estadounidense, Carmen Lomellin, reiteró la postura de Washington de que la Constitución del país sudamericano debe ser interpretada por las instituciones de ese país, al tiempo que llamó a que una eventual transición política esté apegada a las leyes.
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