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Escocia decide en referéndum si rompe con 300 años en el Reino Unido

Alrededor de 4.2 millones de escoceses mayores de 16 años acuden a las urnas este jueves para decidir su futuro.

Este jueves se celebrará consulta popular en Escocia. (EFE)
Este jueves se celebrará consulta popular en Escocia. (EFE)

(Edimburgo/Agencias)
Escocia decide este jueves si se independiza y rompe con 300 años en el Reino Unido con ingleses, galeses y norirlandeses en un referéndum observado atentamente por Europa (en especial España) y sus movimientos nacionalistas.

Unos 4.2 millones de residentes en Escocia mayores de 16 años están llamados a responder ‘sí’ o ‘no’ a la pregunta “¿cree que Escocia debería ser un Estado independiente?”. Ganará el referéndum quien se imponga por mayoría simple (50% más uno) y ambas partes se han comprometido a respetarlo.

La mayoría de los sondeos de la última semana ponen a la cabeza a los unionistas y confirman que el miedo al impacto económico de la secesión es el motor de los electores. Sin embargo, hay un elevado número de indecisos.

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Los resultados definitivos se conocerán el viernes y no habrá sondeos a boca de urna, aunque no se descarta que algún medio británico pueda dar una proyección del escrutinio antes del conteo oficial.

La celebración de esta histórica consulta es posible gracias al acuerdo alcanzado en Edimburgo el 15 de octubre de 2012, por el primer ministro británico, el conservador David Cameron, y el ministro principal escocés, el socialdemócrata Alex Salmond.

¿SI GANA EL SÍ?
De ganar el sí, una Escocia independiente buscaría:

  • Mantener la libra como moneda y a Isabel II como jefa del Estado
  • Tendría al Reino Unido y a la Unión Europea como sus principales socios comerciales
  • Eliminaría las armas nucleares
  • Contaría con una Constitución escrita –algo de lo que carece el Reino Unido–, según la propuesta del Partido Nacionalista Escocés de Salmond

Asimismo, de darse este resultado, el Gobierno escocés iniciaría negociaciones con el Ejecutivo británico para acordar el traspaso de competencias, con la intención de declarar la independencia el 24 de marzo de 2016, aniversario de la firma del Acta de la Unión, y en mayo de ese año convocaría las primeras elecciones de una Escocia independiente.

Durante la campaña, el movimiento secesionista se ha centrado en destacar los rasgos simbólicos de la identidad escocesa y las posibilidades que se abren a la población para que pueda decidir por sí misma, apoyada en la riqueza de sus recursos naturales, como el petróleo, que podrían convertir a Escocia en una potencia mundial.

Además, la independencia causaría sensación en todo el mundo e impulsaría de inmediato las demandas de dimisión del primer ministro británico Cameron.

Escocia sería el primer estado independiente creado en Europa desde la sangrienta desintegración de Yugoslavia y los expertos dicen que la separación sería más comparable a la partición, en 1993, de Checoslovaquia en dos países, la República Checa y Eslovaquia.

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LA DURA NEGOCIACIÓN
En caso de que se dé la independencia de Escocia, los aspectos más importantes a negociar estarían vinculados al petróleo y el gas. El tesoro de Escocia –los yacimientos marinos del Mar del Norte– probablemente quedaría dividido geográficamente.

El 85% de las reservas conocidas de la zona están en lo que sería el territorio escocés y el sector podría constituir el 15% de la economía de la nueva Escocia.

Una cuestión económica clave será cómo repartir la deuda de Gran Bretaña (US$2.3 billones). El Gobierno escocés ha dicho que se podría dividir proporcionalmente según la población.

¿SI GANA EL NO?
De triunfar el no, Londres ha prometido conceder a Escocia una mayor autonomía en servicios sociales e impuestos, lo cual se plasmará en una ley consensuada y que estaría lista en 2015.

La campaña del no ha enfatizado en los riesgos de una Escocia independiente, sobre todo económicos, al asegurar que no podrá mantener la libra ni pertenecer a organismos internacionales. Ello ha hecho que la separación se perciba como negativa frente a un mensaje optimista del sí.

En ese sentido, el líder liberaldemócrata en Escocia, Willie Rennie, aseguró que “los partidos están comprometidos a entregar (a Escocia) más asuntos fiscales y más Estado de bienestar, este es el compromiso”.

Por su parte, EE.UU. ha señalado que desea que el Reino Unido sea un socio unido. “La decisión es de los escoceses, pero tenemos interés en que el Reino Unido siga siendo fuerte, firme, unido y un socio efectivo”, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.


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