El Papa Francisco beatificará el domingo en la basílica de San Pedro a Pablo VI, el pontífice ‘incomprendido’, que gobernó a la Iglesia en medio de las grandes transformaciones de los años 60.
Pablo VI, cuyo nombre real era Giovanni Battista Montini, reinó de 1963 a 1978 y fue autor de la controvertida encíclica Humanae Vitae, que zanjó toda apertura a la píldora y a la liberación femenina.
La ceremonia de beatificación, en la que participarán cientos de obispos y cardenales de todo el mundo, fue programada como clausura del primer sínodo de obispos convocado por el papa argentino y contará con la presencia de Benedicto XVI.
La vida de ‘Papa Montini’, como solía ser llamado, estuvo marcada por las convulsiones del siglo XX tras haber vivido el fascismo, la Segunda Guerra Mundial y sobre todo las revoluciones de los años 60, desde la liberación sexual y femenina hasta aquella promovida por los curas guerrilleros en América Latina, que tuvo que encarar como jefe de la Iglesia católica.
El primer “papa moderno” de la historia, como lo llaman en algunas biografías, fue el primero en viajar a cinco continentes, incluidos África, Oceanía y Asia, también fue el primero en visitar Tierra Santa y el primero en hablar en las Naciones Unidas.
Además, fue el primero que quiso eliminar todos los emblemas de lujo del papado, como la tiara papal y la llamada ‘silla gestatoria’ con la que cargaban en procesión a los pontífices.
Después de haber canonizado a Juan XXIII y Juan Pablo II, Francisco beatifica a Pablo VI, primer paso para llegar a santo.
‘Papa Montini’ llegará a la gloria de los altares tras la aprobación en mayo pasado de un milagro por medio de su intercesión, la curación de un feto de 24 semanas de gestación que padecía una grave enfermedad.
Hoy el niño tiene 13 años y vive en Estados Unidos. Los padres del niño no quieren revelar su identidad y por ende no participarán en la ceremonia.
Durante el pontificado de Pablo VI fue expulsado el franciscano Leonardo Boff, impulsor del movimiento Cristianos por el Socialismo y varias de las decisiones del papa fueron controvertidas e impopulares, por lo que cientos de religiosos y monjas abandonaron sus hábitos.
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