El primer ministro libio, Ali Zeidan, fue liberado hoy después de que una brigada de exrebeldes lo secuestrara y detuviera durante horas, según ellos, por “orden de la fiscalía”, indicó el ministerio de Relaciones Exteriores de este país.
El portavoz del gobierno, Mohamed Kaabar, confirmó la liberación de Zeidan, insistiendo en decir que el primer ministro “fue liberado y no puesto en libertad” por sus secuestradores, dando a entender que se llevó a cabo una operación para liberarlo, informó la agencia libia Lana.
Horas antes, el gobierno libio había informado en un comunicado que el primer ministro fue “llevado a un lugar desconocido, por razones desconocidas”, por un grupo de hombres que serían exrebeldes.
Poco después, la Célula de Operaciones de Revolucionarios de Libia confirmó su autoría. Según ellos, que dependen de forma no oficial de los ministerios de Defensa e Interior, Zeidan fue detenido en aplicación de los artículos relativos a los “crímenes y delitos perjudiciales para el Estado” y para “la seguridad del Estado”.
Por su parte, el consejo de ministros indicó en su página Facebook que “no estaba al corriente de una suspensión de la inmunidad” del primer ministro ni de “ninguna orden de detención”.
El primer ministro, de 63 años, fue secuestrado en el hotel Corinthia de Trípoli donde reside. El secuestro tuvo lugar cinco días después de la captura en Trípoli del ciudadano libio Abu Anas al Libi por un comando estadounidense.
Esta operación provocó la ira de grupos de exrebeldes y de partidos políticos, y puso en difícil situación al gobierno libio, que la calificó de “secuestro” y aseguró no estar informado.
EN MANOS DE REBELDES
Desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en octubre de 2011, las autoridades de transición apenas controlan los grupos de exrebeldes, que combatieron el régimen anterior.
Agrupados en milicias armadas, estos exrebeldes, encabezados por los islamistas, llenan el vacío en materia de seguridad dejado por un estado en fallida.
Las autoridades fracasaron hasta el momento en su intento de formar un cuerpo de policía y un ejército profesional, e incluso legitimaron a varias de estas milicias, a las que confiaron tareas en materia de seguridad.
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