El camino hacia la canonización de Juan Pablo II ha tomado un nuevo impulso después de que la comisión médica de la Congregación para la Causa de los Santos aprobara un supuesto milagro por intercesión de Karol Wojtyla, que puede ser proclamado santo el 20 de octubre del presente año.
Así lo asegura el semanario italiano Credere, de la congregación de los ‘Paulinos’, que en su último número, del que ha adelantado un extracto que publican hoy los medio italianos, informa que han reconocido como “inexplicable para la ciencia” una curación del fallecido papa.
Este sería el milagro necesario para la canonización del primer papa polaco de la historia, que fue beatificado el 1 de mayo de 2011.
Para que una persona sea beatificada es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión y para que sea canonizado es necesario un segundo milagro, el cual debe ocurrir después de ser proclamado beato. El semanario de los Paulinos no ha precisado más sobre ese supuesto milagro.
La normativa vaticana establece que una vez que la comisión médica da su visto bueno, el “milagro” será analizado por un grupo de teólogos, que si también lo aprueban pasa a la Congregación para la Causa de los Santos, de la que forman parte 30 cardenales, para su posterior aprobación.
Después lo presentarán al Sumo Pontífice para que dé su visto bueno definitivo. A partir de ese momento, se puede celebrar la canonización.
Credere afirma que si todo sigue su curso en esa línea (aprobación del milagro), el día “más probable” para la canonización de Juan Pablo II puede ser el 20 de octubre, fecha intermedia entre el 35 aniversario de la elección de Karol Wojtyla como papa (el 16 de octubre de 1978) y el comienzo oficial de su pontificado (el 22 de octubre siguiente).
La revista de los ‘Paulinos’ precisó que “superado el escollo de la ciencia” (el reconocimiento de que la curación no se explica científicamente), “no hay dudas de que la proclamación como santo está muy cercana”.
El proceso que llevará a Juan Pablo II a los altares se abrió el 28 de junio de 2005 y comenzó en Roma, ciudad en la que murió y de la que fue obispo durante 26 años y medio. La causa se abrió por deseo del papa Joseph Ratzinger, sin esperar a que transcurrieran cinco años de su muerte, como establece el Código de Derecho Canónico y como ocurrió con Madre Teresa de Calcuta.
El anuncio fue acogido con gran alegría en el mundo católico, donde aún sigue vivo el grito “súbito santo” (santo ya) que decenas de miles de personas corearon aquel día de abril de 2005.
El 1 de mayo de 2011 fue proclamado beato por Benedicto XVI en la beatificación más multitudinaria de la historia de la Iglesia. El milagro que le llevó a la gloria de los altares fue la curación de manera inexplicable para la ciencia de la religiosa francesa Marie Simon Pierre que padecía Parkinson.
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