Los partidos separatistas de Cataluña ganaron las elecciones al Parlamento regional pero perdieron 12 escaños, quedándose lejos de conseguir el mandato que necesitaban para empujar una consulta sobre su independencia de España.
Con el 99% de los votos escrutados, el partido Convergència i Unió (CiU) obtuvo 50 curules, mientras los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) duplicaron su presencia en la cámara catalana, pasando de 10 a 21 escaños, y se situaron como segunda fuerza política.
El líder nacionalista Artur Mas atribuyó parte de su retroceso a las duras políticas de austeridad que ha puesto en práctica la gestión de Mariano Rajoy. Asimismo, reconoció que no había alcanzado su objetivo y solicitó ayuda a otros partidos para compartir la carga del Gobierno en una de las regiones más ricas de España pero también muy endeudada.
Matemáticamente CiU podría pactar con ERC, Partit dels Socialistes (PSC) y Partido Popular (PP), pero Mas pareció dirigirse en su intervención al primero de ellos, con el que si bien coinciden en el derecho a decidir, chocan profundamente en cuestiones de materia económica y social.
El debate sobre la independencia de Cataluña ha alcanzado una intensidad inusitada en medio de una fuerte crisis económica en España, que está obligando al Ejecutivo y a las regiones a aplicar impopulares medidas de austeridad para recortar sus elevados déficit públicos.
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