Los ecuatorianos deciden este domingo entre la continuidad del modelo de Socialismo del Siglo XXI, que lleva diez años en el poder, o las propuestas de una oposición fraccionada, pero convencida de que tiene posibilidades de gobernar si las elecciones llegan a segunda vuelta.
Este es el escenario político que vive Ecuador de cara a las elecciones presidenciales del próximo domingo 19 de febrero.
El exvicepresidente Lenin Moreno aspira a suceder en la Presidencia a su compañero de filas Rafael Correa, quien planea apartarse de la política ecuatoriana y marcharse a vivir a Bélgica, el país de origen de su esposa, Anne Malherbe.
El modelo gubernamental, al que Moreno asegura que pretende imprimir un estilo propio, se conoce como la Revolución Ciudadana y es un proyecto izquierdista que busca la equidad, la erradicación de la pobreza y un bienestar social en el que el ser humano esté “por encima del capital” y en el que se terminen los privilegios solo para los ricos.
El Ejecutivo quiere con ello avanzar en los que considera sus logros, como la creación de escuelas, hospitales públicos y grandes infraestructuras viales y energéticas, junto a la elaboración, en lo económico, de productos con valor añadido y el impulso al conocimiento y al talento humano, además de reducir la dependencia del petróleo.
La oposición
Tiene enfrente a una oposición que, pese a estar fragmentada desde hace años, se une en el deseo de ver fuera del poder al “Correismo” y confía en que las encuestas acierten al vaticinar que será necesaria una segunda vuelta para elegir al próximo presidente.
En el amplio abanico de tendencias que representan los siete candidatos de oposición figuran socialdemócratas, conservadores, socialcristianos, independientes y populistas.
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