Hyomyung Shin, un joven de Seúl, Corea del Sur, tiene 26 años pero no aparenta más de 10. Dice que se dio cuenta que había dejado de envejecer a los 18 años, cuando fue a un reencuentro con ex compañeros de la escuela y todos ellos habían crecido, menos él.
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Los médicos aseguran que está sano, pero nunca le han realizado un examen completo para conocer las causas de su lento envejecimiento.
Shin mide 1.63 metros y su rostro es el de un niño en plena etapa de la pubertad. Dice que trabaja como consultor, donde, según él, nunca tuvo problemas para ser respetado. Y, además de eso, es DJ los fines de semana.
“Una de las ventajas de tener cara de niño es que cuando entro en las tiendas o en los restaurantes, los mayores me dicen que soy guapo, me hacen descuentos y, a veces, hasta me dan cosas gratis”, asegura al portal de la BBC.
Y aunque este joven pareciera que lleva una vida normal —va a discotecas, baila, bebe alcohol y sueña con tener novia— siempre cargar con el miedo de envejecer de repente.
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“Me daría miedo si me empiezan a salir arrugas. Vivo con este rostro joven desde hace siete años. Si envejeciese de pronto, creo que perdería un poco de ganas de disfrutar de la vida”, confiesa.
Hyomyung apareció por primera vez en televisión en 2012, en un especial del año nuevo chino, en un concurso llamado Cara de Bebé. Al año siguiente, una emisora de televisión coreana hizo un especial solamente con él, en el que mostraba su vida.
Los medios coreanos publicaron que Hyomyung era portador de un síndrome raro, llamado Highlander, información replicada por medios de todo el mundo. Pero el profesor Moisés E. Bauer, coordinador del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Católica de Río Grande do Sul, cree que no hay precedentes como el del coreano en la literatura médica.
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Siendo así, no queda más remedio que ir en busca de otros casos parecidos al de este joven surcoreano, como el de Gabby William, una niña de 10 años que pesa 5 kilos y parece un bebé. O el de Nicky Freeman, de 44 años, aunque aparenta 10. Los expertos, sin embargo, sostienen que ninguno realmente se parece al caso de Shin.
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