Corea del Norte es uno de los países más herméticos y aislados del planeta, un país en donde el acceso a Internet y fuentes de información diversas está restringido y controlado por la dinastía de sus líderes.
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Para los críticos del régimen, esta situación ha permitido que sus ciudadanos vivan no solo aislados del mundo, sino también engañados. Creen que son parte de la más grande potencia. Quienes no estén alineados a sus ideales son considerados como el enemigo.
Sin embargo, un equipo de la agencia RT, uno de los pocos medios que tiene acceso al país, asistió a las principales festividades nacionales: El aniversario del nacimiento de Kim Il-sung y de Kim Jong-il, sus grandes líderes, para conseguir las declaraciones al respecto.
El equipo entrevistó a algunos de sus ciudadanos y mostraron una faceta que podría ser usada como prueba del engaño en el que viven o tal vez genere cuestionamientos sobre qué es la ‘felicidad’ desde un punto de vista objetivo.
¿El mejor país del mundo?
Los ciudadanos entrevistados sostienen que se sienten “felices”. Pak Chol San, un estudiante distinguido, sostiene que “viven en el país más poderoso y económicamente desarrollado del mundo gracias a la estabilidad de la revolución del líder y comandante supremo (en referencia a Kim Il-sung), y los que se atreven a pensar de otra manera son nuestros enemigos”.
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Según Pak Chol San, los surcoreanos viven como “títeres” que buscan acabar con el sistema comunista con el apoyo de Estados Unidos, quienes “básicamente no quieren que nuestro país prospere”.
La estudiante Kim Chung Bok cuenta lo que ha visto en las noticias de su país sobre lo que sucede en el extranjero: “Si te tienen que hospitalizar, incluso la prueba más simple que te tengas que hacer cuesta dinero. En nuestro país, todo, ya sea una prueba rutinaria o una cirugía o cualquier medicamento, todo lo cubre el Estado”.
Ella afirma sentirse orgullosa de los logros alcanzados por Corea del Norte, y considera que los demás países sienten “envidia” por la gente del país que cuenta con “una educación o un tratamiento médico socialistas gratuitos”.
El gran líder
Kim Sang Yong, director de un campamento especial para niños huérfanos construido por su “gran líder” afirma: “¿Cuál es la situación en los países capitalistas? Los niños sin padres no tienen un hogar, son dejados a su suerte”.
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Menciona que en Corea del Norte es “inaudito” que un niño huérfano no tenga un lugar para vivir. Y justamente es así como se sienten muchos norcoreanos, como “huérfanos” agradecidos con su líder al que consideran como “nuestro padre” por haberles dado todas las facilidades que ahora tienen.
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