“¿Es una broma?”, se preguntó con una sonrisa burlona Chrisoula Panagiotidi, una cosmetóloga de Atenas de 36 años, al enterarse de que la Unión Europea había ganado el Premio Nobel de la Paz.
Hace tres días Panagiotidi perdió su empleo, convirtiéndose en una más de los miles de griegos que están desempleados en el quinto año de una aguda recesión. Cuando se le dijo que no se trataba de una broma, su incredulidad rápidamente se transformó en disgusto.
“(El premio) se burla de nosotros y de lo que estamos pasando ahora”, sostuvo. “Todo lo que hará será enfurecer a las personas aquí”, agregó.
A lo largo y ancho del continente, donde se culpa a las políticas de la Unión Europea por la agudización de la peor crisis económica que se recuerde, muchos europeos sostienen que simplemente quedaron perplejos con el galardón. Otros se mostraron indignados.
“No puedo entenderlo. La UE sería la última en mi lista. Es una organización desabrida e inerte”, dijo Philip Deane, de 48 años, un consultor de informática en Dublín.
Mariana Fotiou, una vendedora de tickets de lotería en Atenas de 69 años, se mostró furiosa. “Me enoja tanto. Tenemos una guerra financiera, ¿no se dan cuenta de eso? La única moral que impulsará será la de Angela Merkel”, dijo.
La ironía de entregar el galardón en momentos en que la UE está siendo ridiculizada en varias capitales europeas, se dejó sentir dentro del mismo comité del Nobel.
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