Un estudio internacional determinó que en China habría cerca de 20 millones de personas en alto riesgo de intoxicación, al vivir en zonas con aguas subterráneas contaminadas con arsénico, según informó la revista Science.
Los investigadores desarrollaron un nuevo modelo estadístico de riesgos de contaminación por arsénico, que permite predecir los problemas de calidad del agua dedicada al consumo humano.
Dicho modelo relaciona concentraciones de arsénico en el agua de los pozos con los datos geológicos e hidrológicos, e identifica áreas de alto riesgo previamente desconocidas, informó el diario El País de España.
El modelo relaciona estadísticamente esta información geoespacial con datos analíticos del Programa de Detección Nacional para delimitar las zonas de alto y bajo riesgo de contaminación por arsénico, de acuerdo al valor guía recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es de 10 microgramos por litro.
Combinando estos resultados con los últimos datos de densidad de población, se encontró que 19’580,000 personas en China viven en zonas de alto riesgo de contaminación por arsénico, especialmente en las provincias de Xingiang, Mongolia Interior, Henan, Shandong y Jiangsu.
“Esta cifra podría ser una sobrestimación, ya que carecemos de datos fiables sobre el número de personas con suministro de agua tratada, pero a largo plazo China seguirá dependiendo de las aguas subterráneas como fuente de agua potable, sobre todo en las provincias áridas”, reconoció Luis Rodríguez Lado, autor de la investigación.
El modelo identificó zonas de alto riesgo ya conocidas, pero también zonas nuevas potencialmente contaminadas, como las provincias de la llanura norte de China y la zona central de la provincia de Sichuan.
“En estos lugares el riesgo de contaminación por arsénico coincide con la presencia de una alta densidad de población, por lo que sus aguas subterráneas deberían analizarse lo antes posible para evitar envenenamientos masivos”, subrayó el investigador.
En el estudio participaron la Universidad de Santiago de Compostela, la Universidad Médica de China en Shenyang y el Instituto Eawag de Suiza.
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