A 313 kilómetros de Sao Paulo (Brasil) se encuentra la comunidad de Cravinhos, un pequeño pueblo que ha llamado el interés mediático por ser el escenario de un violento crimen.
Todo empezó en Nochebuena, cuando Itaberli Lozano (17) decidió mudarse con su abuela paterna luego de sostener una fuerte discusión con su madre, Tatiana Lozano Pereira (32), quien no aceptaba la homosexualidad del menor.
Cuatro días después, el 29 de diciembre, Tatiana simuló hacer las paces con su hijo para que este vuelva a casa. Para recibirlo, la madre contrató a dos jóvenes —Miller da Silva Barissa (18) y Víctor Roberto da Silva (19)—, para que “le den una lección a su hijo”.
Según la agencia EFE, Lozano le preparó una trampa escondiéndolos dentro de la residencia para que lo golpeasen cuando este entrara.
Tras propinarle una fuerte paliza, la madre les pidió a los jóvenes que lo matasen, pero estos se negaron. Fue en ese momento que ella decidió tomar un cuchillo y acabar con la vida de su hijo.
Después de cometer el crimen, Tatiana y su esposo Alex Pereira (30) —padrastro de la víctima— llevaron el cuerpo de Itaberli a un cañaveral y lo incineraron.
Fue la abuela quien reportó la desaparición del joven y las autoridades comenzaron a sospechar de la madre, pues no fue ella la denunciante.
El cuerpo carbonizado fue encontrado el pasado 7 de enero y, en el primer interrogatorio, Tatiana confesó el crimen. También delató a los otros dos jóvenes que participaron.
Su esposo deberá responder por haber ocultado el cadáver.
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