No había alarmas, extintores ni aspersores y casi ninguna forma de escapar de la discoteca Kiss en Brasil, que se convirtió en una trampa mortífera para 231 personas la madrugada del último domingo, cuando se desató un incendio en el local durante una fiesta universitaria.
Mientras los investigadores comenzaban a hurgar entre los escombros y las familias lloraban a sus muertos, abundan las preguntas en la ciudad de Santa María para tratar de entender, en primer lugar, cómo comenzó el fuego, y en segundo, cómo fue que se extendió rápidamente.
¿Por qué había solo una puerta de salida y entrada? ¿Cuál era el material inflamable en el techo que permitió que la conflagración se propagara tan rápidamente? ¿Por qué se permitió usar pirotecnia en el interior del club?
La Policía parece inclinarse a concluir que la pirotecnia de la banda Gurizada Fandangueira fue la causa de las llamas durante la fiesta, organizada por varios departamentos académicos de la Universidad Federal de Santa María.
Al parecer, el techo del club estaba cubierto con una espuma aislante a base de un material combustible que se incendió con la pirotecnia.
El inspector policial Antonio Firmino destacó que se investiga el número y el estado de las salidas del club, pero que al parecer había una segunda puerta que era “insuficiente”, pues no solo era pequeña, sino que *estaba protegida con barrote*s y no se podía abrir.
El desastre también plantea dudas sobre si Brasil está en condiciones de brindar suficiente seguridad en instalaciones similares durante la Copa Mundial del próximo año y los Juegos Olímpicos de 2016.
Según algunos críticos, muchos bares y clubes brasileños presentan las mismas condiciones para otro incendio mortal. Dicen que, además de la necesidad de modernizar los a veces obsoletos códigos de seguridad y de garantizar que haya suficientes inspectores, la gente debe cambiar de manera de pensar y respetar las regulaciones de seguridad.
REACCIÓN TARDÍA
Hoy se desató una ola de fiscalizaciones en Brasil para evitar una nueva tragedia como la de la discoteca Kiss y demostrar que el país está haciendo los deberes con miras a la Copa Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos.
“Estamos en shock”, dijo a la agencia Reuters el teniente alcalde de Manaus, Bosco Saraiva, tras cerrar por razones de seguridad 17 de las 27 discotecas inspeccionadas anoche.
La presidenta Dilma Rousseff, conmocionada tras visitar el lugar del incendio, fue clarísima en una reunión de ayer con varios alcaldes: “Delante de esta tragedia tenemos el deber de asumir el compromiso y asegurar que jamás se repetirá”.
En Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil con una vibrante escena nocturna, el alcalde Fernando Haddad ordenó revisar las normas de seguridad para grandes concentraciones de público y convocó a una reunión con empresarios del espectáculo.
La prensa reportó esfuerzos similares de fiscalización en otras grandes ciudades como Brasilia, Cuiabá, Fortaleza y Porto Alegre, todas ellas sedes de la próxima Copa Mundial igual que Manaus y Sao Paulo.
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