La mayoría de personas tiene metas diarias que cumplir. Pueden ser tareas de corto o largo plazo, operativas o analíticas, flexibles o repetitivas, pero finalmente metas.
En el afán de alcanzarlas se suele caer en la rutina, lo que le dificultará ver nuevas oportunidades para su negocio.
Sin embargo, hoy que la desaceleración económica es noticia, todos los negocios deberían apostar por tener un plan alterno para obtener otras fuentes de ingresos.
Es decir, un plan B. Todos pueden (y deben) iniciar un plan B.
Y no se preocupe demasiado en hacerlo muy minucioso en detalles, un plan B es imperfecto por naturaleza. Lo que sí debe hacer es diseñarlo basado en la experiencia.
¿Cómo empezar? La alternativa más usual es apostar por la diversificación de sus productos o servicios.
Observe y converse con su público para identificar sus necesidades poco atendidas. Por ejemplo, seguramente habrá visto el logo la marca de combustibles y lubricantes Shell, que es una concha de abanico. Si usted se pregunta ¿qué tiene que ver su logo con su negocio?, la respuesta es simple: los dueños empezaron vendiendo herramientas para la caza submarina en alta mar y observaron que sus clientes les encargaban traer combustible para abastecerse y seguir con su actividad. Ellos descubrieron esa oportunidad, apostaron y lograron crecer en el mundo.
Otra forma es la diversificación, la cual contempla la creación de nuevos productos o servicios, ya sea por una necesidad temporal o de estaciones (si usted vende café, en verano puede agregarle una bolita de helado) o de acuerdo con la situación económica actual (en épocas bajas, puede aplicar estrategias de precios o promociones).
Tener un plan B le permitirá darles seguridad a sus ingresos.
Si solo se mantiene en su negocio actual y su demanda decae (por cualquier motivo), estaría en serios problemas.
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