22.NOV Viernes, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
Clasificados
Opinión

“Tenía, creo, 9 años. Estaba en un colegio religioso. Me costaba mucho llegar a la hora y a las tardonas nos ponían en un grupo aparte a la hora del rezo. Estuve demasiadas veces sintiéndome mirada por las puntuales, que eran la mayoría, hasta que un día decidí que ya no más. Y no te puedes imaginar lo orgullosa que me sentí de poder vencerme a mí misma, de poder más que yo”. Quien eso me cuenta es una joven y muy exitosa profesional.

Roberto Lerner,Espacio de crianza
http://espaciodecrianza.educared.pe

“Hay algo que ha cambiado en las últimas semanas. Siempre llegaba media hora tarde a la oficina. No era una dificultad para levantarme de la cama. En realidad me despierto temprano y abandono las sábanas inmediatamente. Me probaba demasiados atuendos, dudaba de las combinaciones de colores y eso me demoraba. No era cuestión de vanidad sino de inseguridad. Ahora la cosa fluye, la elección es logística no existencial”. Quien eso me cuenta es también una joven y muy exitosa profesional.

El género es anecdótico. No es el tema. El tema es el yo y sus batallas. En un caso triunfar sobre uno mismo se convierte en un hito que enorgullece y que, además, nos incluye y otorga ventajas para avanzar. En el otro poder escapar de la fascinación con uno mismo libera y permite invertir mejor la energía en nuestros esfuerzos para salir adelante. Pasos importantes en los procesos de crecimiento y maduración.

Siempre y cuando no terminemos convirtiéndonos en permanentes contrincantes de nosotros mismos; ni, tampoco, dejemos de mirarnos de vez en cuando en el espejo aunque ello atasque en algo la logística de lo cotidiano. Lo que significaría una segura derrota en el balance final.


Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.