23.ABR Martes, 2024
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Opinión

“Tenía, creo, 9 años. Estaba en un colegio religioso. Me costaba mucho llegar a la hora y a las tardonas nos ponían en un grupo aparte a la hora del rezo. Estuve demasiadas veces sintiéndome mirada por las puntuales, que eran la mayoría, hasta que un día decidí que ya no más. Y no te puedes imaginar lo orgullosa que me sentí de poder vencerme a mí misma, de poder más que yo”. Quien eso me cuenta es una joven y muy exitosa profesional.

Roberto Lerner,Espacio de crianza
http://espaciodecrianza.educared.pe

“Hay algo que ha cambiado en las últimas semanas. Siempre llegaba media hora tarde a la oficina. No era una dificultad para levantarme de la cama. En realidad me despierto temprano y abandono las sábanas inmediatamente. Me probaba demasiados atuendos, dudaba de las combinaciones de colores y eso me demoraba. No era cuestión de vanidad sino de inseguridad. Ahora la cosa fluye, la elección es logística no existencial”. Quien eso me cuenta es también una joven y muy exitosa profesional.

El género es anecdótico. No es el tema. El tema es el yo y sus batallas. En un caso triunfar sobre uno mismo se convierte en un hito que enorgullece y que, además, nos incluye y otorga ventajas para avanzar. En el otro poder escapar de la fascinación con uno mismo libera y permite invertir mejor la energía en nuestros esfuerzos para salir adelante. Pasos importantes en los procesos de crecimiento y maduración.

Siempre y cuando no terminemos convirtiéndonos en permanentes contrincantes de nosotros mismos; ni, tampoco, dejemos de mirarnos de vez en cuando en el espejo aunque ello atasque en algo la logística de lo cotidiano. Lo que significaría una segura derrota en el balance final.


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