Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com
Sea cual fuere la respuesta, el hecho de ser conscientes de ello obliga a una actitud más militante en el conjunto de la población. No digo solo en las autoridades, subrayo: en el conjunto de la población. Crear redes de protección a escala barrial es indispensable y quizá la manera más efectiva de prevenir esta aberración. Lea algunas cifras y juzgue. Un estudio de la OMS indica que, a nivel mundial, el 38% de las mujeres asesinadas murieron a manos de sus parejas, y el 42% de las mujeres que han experimentado violencia física o sexual por parte de su pareja resultaron lesionadas. Subraya además que la violencia conyugal contribuye de manera importante a los problemas de salud mental de las mujeres, en tanto las mujeres que han sufrido violencia de pareja tienen casi el doble de probabilidades de sufrir depresión en comparación con las que no la padecieron. El consumo de alcohol incrementa la posibilidad de conflicto. Otro dato señala que las mujeres que sufren violencia física y/o sexual de sus parejas tienen 1.5 veces más probabilidades de contraer sífilis, clamidia o gonorrea. En algunas regiones tienen 1.5 veces más probabilidades de contraer el VIH. Finalmente, tanto la violencia de pareja como la violencia sexual de personas que no son pareja se asocian con el embarazo no deseado. Según el informe, las mujeres que sufren violencia física y/o sexual de sus parejas tienen el doble de probabilidades de tener un aborto que las mujeres que no sufren este tipo de violencia, y los niños producto de este contexto tienen un 16% más de probabilidades de nacer con bajo peso.
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