22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Todo lo que tiene que ver con las relaciones entre Perú y Argentina produce una repercusión especial en mí. No lo puedo evitar. Cuando Menem, hoy condenado, le vendió armas a Ecuador me sentí muy mal, tan mal como bien me sentí cuando Cristina Kirchner vino a desagraviar a un pueblo hermano.

Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com

Estoy en contacto con muchos peruanos que viven en Argentina y sigo con entusiasmo la evolución de sus vidas en la nueva tierra. Me preocupan sus problemas y me alegran sus avances. Estos, felizmente, son tantos que me provoca escribir sobre sus historias de vida para responder con realidades a las no pocas e interesadas campañas montadas por periodistas que sólo desparraman basura en defensa del modelo económico que los ha colonizado mentalmente. Modelo que, sin el auxilio del poder mediático y su usina de fantasías, trocaría su estereotipada sonrisa por la faz necrófila que desnuda su esencia y que le impide, más allá de sus vacuos alardes, encaminarse hacia la justicia social.

Hoy vi, en una emisora auspiciada por el Ministerio de Educación de Argentina, a la querida y talentosa Susana Baca, junto al también talentoso periodista argentino Lalo Mir, realizando una exhibición maravillosa de la música afroperuana. Explicó Susana al detalle, con su inigualable compromiso emotivo, los contenidos poéticos, históricos, culturales de lo que exhibió para el público argentino. Su voz, cantando o hablando, revelaba las facetas múltiples y contradictorias de la nación peruana y enriquecía así un proceso de integración que, de plasmarse aun contra la voluntad de los colonizadores de afuera y los colonizados de adentro, apuntaría hacia una vida más plena y más digna en este subcontinente tantas veces postergado.


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