07.MAY Martes, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
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Opinión

Todo lo que un político oculta a los ciudadanos, que son quienes tienen la responsabilidad de llevarlo al poder con sus votos, es inmoral. Durante las campañas destinadas a elegir nuevas autoridades se distingue muy claramente entre lo que se puede decir y lo que no se puede decir.

Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com

Entre lo que atrae votos y entre lo que los espanta. La justificación, en caso de que acaso hubiera alguna, es que los candidatos suelen creer que, a largo plazo, las soluciones que proponen serán buenas para todos. Eso, en aquellos que conservan al menos un rastro de la noción básica de política, que es la preocupación por el bienestar general. Los que llegan teniendo en su mira defender intereses sectoriales no hacen política, solo hacen negocios. Digo esto, pues si bien ya no hay nada que me asombre del sistema político-corporativo de los Estados Unidos, las declaraciones logradas por una cámara oculta del candidato a la presidencia de ese país por el Partido Republicano, Mitt Romney, son de un nivel que abomina el respeto mínimo que se le debe a los ciudadanos y al cargo que pudiera eventualmente ocupar. Dijo Romney, ante un grupo de millonarios donantes de fondos para su campaña: “Hay un 47% que están con Obama, que son dependientes del Gobierno, que creen que son víctimas, que piensan que el gobierno tiene la responsabilidad de preocuparse por ellos, que creen que tienen derecho a servicios de salud, alimento, vivienda, lo que ustedes digan. Mi trabajo no es preocuparme por ellos”. En otras palabras –dichas frente a los más opulentos de su país– mi trabajo es preocuparme por ustedes, defender sus negocios. Más claro, imposible.


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