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"Soy una boy scout, una exploradora"

“Si me hubiera tocado ser periodista de National Geographic, lo habría hecho con mucho placer, porque no hay nada que me llene más que viajar y descubrir lugares”, nos dice Mávila Huertas, directora de La frontera azul.

Foto: Rafael Cornejo.
Foto: Rafael Cornejo.

Mávila Huertas,Periodista
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

La frontera azul es el nuevo documental de Mávila Huertas y Michelle Alexander. Esta vez, Mávila nos invita a explorar el mar peruano. Vea su segundo capítulo este domingo, a las 6:50 de la tarde, en América TV.

Eres conductora de TV, pero no dejas tu tarea de reportera.
Me gusta tener siempre un día distinto. No me veo trabajando en una oficina o repitiendo procesos diarios, me moriría de inanición. Trabajos como La frontera azul rompen la rutina que podría tener en los noticieros que conduzco. Además, mi curiosidad no se sacia solo con una lectura o con la visión de algo, sino con la experiencia directa. Yo he sido reportera y lo que más me gustaba hacer era transmitir emociones, sensaciones, y la TV es un buen vehículo para hacerlo porque la cámara registra emociones que serían difíciles de transmitir con palabras. Lo tuve claro desde el principio, yo quería hacer un documental que quebrara la estructura narrativa, que no fuera lineal porque, más que ‘lógico’, debía ser emotivo.

¿Por qué te gusta abandonar tu ‘zona de confort’, aquella que tienes como conductora de noticieros?
He disfrutado tanto hacer este documental que, en un momento, pensé en no regresar (ríe). He decidido que tendré una casa frente al mar y allí me quedaré. Siempre me gustó el mar. Entonces, con este documental regresé a las sensaciones de mi niñez, a los atardeceres en el mar. Me gusta la aventura, soy adrenalínica; me encanta el riesgo, hacer cosas que, físicamente, me son difíciles, sacarle el jugo a mi cuerpo. Aprender a bucear a los 42 años ha sido todo un reto. Si me quedo en casa, me siento oxidada, necesito moverme.

¿Cuáles son las pretensiones de La frontera azul?
Me gusta expresar la realidad, transmitir las sensaciones que he vivido. El documental no pretendió ser científico ni purista. Vamos a un público familiar y variopinto, de señal abierta; tenía que adecuar el producto al medio. Siempre tuve claro que yo debía ser el hilo conductor, el que le iba a decirle a la gente: “Alguien como yo puede hacerlo, esto está a su alcance”. Ojo, y si bien transmito emociones, hay una guía, hay información, un esfuerzo en la investigación. La frontera azul no es un documental histórico, de aventura, preciosista. Es una puerta abierta hacia diversas zonas de interés. Mi mensaje es “miren todo lo que hay por descubrir”.

¿Dirías que es ecologista?
Sí, a través de la mostración de la belleza, del sentimiento conmovedor. Uno se enamora de algo y, a partir de allí, lo cuida. Tampoco es un documental alarmista. Es un homenaje a la historia, a nuestro mar, y justo en el contexto del diferendo marítimo con Chile, que está en la Corte de La Haya. Mi pregunta es: “¿Tiene idea de lo que significa el mar en su identidad como peruano?”. Creo que aún nos falta esa conciencia.

Háblame de las historias de vida que encontraste…
Encontré varias y maravillosas. Conocí a un maricultor que vive en un rinconcito perdido de Bahía Independencia, en Paracas. Se llama Diómedes Zegarra y cultiva conchas de abanico, las exporta, y su trabajo es de mucha responsabilidad ecológica. En ese lugar está todo el año, junto con su esposa y sus pescadores. Para él, el mar es una pasión a tiempo completo, un amor entrañable.

Cuando uno piensa en el mar, piensa en el mar, pero tu documental usa el término ‘frontera’…
Precisamente porque en el mar no existe una frontera, es un espacio abierto que, como dices, alude a la libertad absoluta, y esta sensación es lo que te convierte en un apasionado de él. Soy una persona que vive muy bien sola, puedo tener pareja o no, pero convivo a gusto con mi soledad, y el mar es uno de los entornos que me permite disfrutar de ella: si tengo o no tengo algo, si me fue bien o mal, no importa. Es solo el placer de estar vivo, de comprobar que todos mis sentidos están puestos allí, así de intenso es el vínculo con el mar. Entonces, ‘la frontera azul’ es la ‘no frontera’, la ‘frontera interminable’… pero con horizonte.

Uno quiere lo que conoce, pero ¿con estos documentales tu mirada no es más universal, menos localista?
Es justo lo que dices, pero una se dice: “Caray, el trozo de planeta que nos ha tocado está de la P.M. (risas), es deslumbrante, es maravilloso”. Nos ha tocado la suerte de vivir en el Perú, pero tenemos una gran responsabilidad global, más aún ahora que, felizmente, las fronteras están desapareciendo.

Te veo más contenta haciendo documentales que conduciendo un noticiero…
Confieso que soy una trotamundos, y trabajos como La frontera azul no son tal, son adrenalina, placer, disfrute absoluto. Soy una boy scout, soy una exploradora; si me hubiera tocado ser periodista de National Geographic, lo habría hecho con mucho placer, porque no hay nada que me llene más que viajar y descubrir lugares… me encanta la naturaleza. Siento que he crecido como directora y persona. Por eso, La frontera azul es mi apuesta personal y, váyanse todos al carajo, yo quería contar mi historia así, sin linealidad.

AUTOFICHA

- La frontera azul tiene dos ejes: 1. Las especies y 2. Las personas vinculadas al mar. Es decir, buzos, científicos, maricultores; lobos, aves, pingüinos, delfines.

- Me siento cómoda en América Noticias y en Primero a las 8. América Noticias es el noticiero más visto y hay mucho contacto con la gente.

- No me han propuesto actuar, y no lo haría. Lo mismo me pasa con la escritura. Escribo libros de divulgación, no literatura. Como periodista, me gusta la realidad.


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