Fritz Du Bois,La opinión del director
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Como consecuencia, el directorio del Banco Central sesiona solo con la mitad de los directores que deben ser designados; la Defensoría del Pueblo lleva 20 meses en manos de un encargado y, en el Tribunal Constitucional, seis de los siete vocales ya concluyeron su mandato. Daría la impresión de que los parlamentarios están buscando que la inestabilidad y el cortoplacismo sean generalizados.
Por otro lado, al inicio de la actual legislatura decidieron tomar el toro por las astas para no seguir postergando los nombramientos y crearon una comisión formada por todos los voceros, la que, finalmente, logró su primer resultado con la propuesta de un candidato para defensor del Pueblo. Pero, ni bien este acuerdo fue anunciado, en el acto, Toledo y otros lo han boicoteado.
Así que estamos de vuelta en fojas cero. A este paso, no sería raro que pasara todo el mandato de este Parlamento sin que nadie sea nombrado.
En realidad, la incapacidad para ponerse de acuerdo es reflejo de los objetivos equivocados que tienen los que participan en el proceso. Ellos no están pensando en designar a los más capacitados, eso debe de ser lo último en lo que están interesados. Simplemente, tienen esa obsesión de tratar de acaparar el mayor número posible de cargos públicos para sus allegados.
Con lo cual habría que promover una reforma constitucional y retirarle al Congreso la facultad de nombrarlos. Más aún, se debe tercerizar el proceso entregándolo a un cazador de talentos. Al menos, en ese caso, los ciudadanos sabremos que la selección fue basada en los méritos de los candidatos y no producto de esa angurrienta repartija de cargos para partidarios.
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