“No le hagas caso, es la edad. Yo también era igual”. Frases así son comunes en padres que tienen hijos adolescentes. Una visión de este tipo permite actitudes como hacerse tatuajes, usar ropa llamativa o ignorar el principio de autoridad.
¿Está bien que los hijos sean ‘rebeldes’? “Por mucho tiempo se ha manejado el paradigma de la edad. Es decir, se dejan pasar por alto cosas aparentemente normales, pero que no lo son”, afirma Manuel Saravia Oliver, director del Instituto Guestalt de Lima.
El especialista considera que cualquiera cambio de conducta debe ser observado. Si, de pronto, el adolescente se vuelve irritable, baja su rendimiento escolar o se aparece con un piercing en la nariz, hay que sospechar. “Lo que diga o haga el adolescente no es para tomarlo a la ligera. Es un error minimizar las cosas”, sostiene Saravia.
Medidas a tomar
Además de estar alertas, hay que buscar el diálogo sin perder el principio de autoridad. Saravia dice que los padres no pueden ser amigos de sus hijos: los adolescentes necesitan un papá y/o una mamá. “Ser amigo implica ser pares. Entonces, no se puede dar órdenes ni poner límites”, anota.
Se recomienda a los padres sumergirse en el mundo de sus hijos. Averiguar qué música escuchan, qué amigos tienen, qué páginas visitan en Internet, en fin. Esta información es útil para tender puentes y dialogar saludablemente.
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