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Opinión

Julian Assange, fundador de WikiLeaks; Bradley Manning, soldado estadounidense que por fidelidad a sus principios –que quizá fueron los de su país– está siendo juzgado por revelar actividades secretas de USA, y ahora Edward Snowden, extécnico de la CIA y exconsultor de la Agencia Nacional de Inteligencia que pasó información a The Guardian y a Washington Post, son tres de los temibles enemigos de la superpotencia.

Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com

Son individuos que se tragaron el cuento del tío sobre la libertad de pensamiento y expresión y, hoy, clientes a cadena perpetua. Vean las limitaciones que, según Assange, tienen los abogados defensores de Manning: “Sólo puede presentar un puñado de testigos, mientras la parte acusadora tiene permitidos 141. Casi todos los de la defensa, en cambio, fueron vetados. Se prohibió a la defensa argumentar sobre la intencionalidad; o sea, no puede presentar testigos o pruebas que tengan que ver con las intenciones, ni probar que la intención del acusado no era dañar a USA, los militares y el Gobierno, sino ofrecer información acerca de los crímenes de guerra y su contexto. Además, la defensa tiene prohibido presentar cualquier prueba, cualquier informe gubernamental, cualquier testigo, que muestre que el acusado no causó daño alguno. Imaginemos que te acusan de asesinato y te envían a una corte como la de Manning. No podrías alegar defensa propia ni presentar material de video que lo demostrara pues eso sería hablar sobre la intención. Intentabas defenderte, no asesinar a alguien, pero te prohibirían mostrarlo. Si la supuesta víctima estuviera viva, no la podrías llevar al tribunal, no podrías mostrar que no hubo daño. En otras palabras, la defensa no se puede defender”. Esto, más Guantánamo y otros, es la justicia de USA hoy.


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