Nano Guerra García,Opina.21
nano@somosempresa.com.pe
La semana pasada comentaba la estafa del Estado-Gobierno que nos cobra impuestos que no se emplean en lo que necesitamos: la seguridad.
Los emprendedores peruanos hemos asistido a un martirologio silencioso de secuestros, asaltos, extorsiones y asesinatos de compañeros que progresan, sin respuesta aún de las autoridades o los políticos. Hay que esperar el video donde se les ve morir protegiendo lo que consiguieron con mucho esfuerzo. Todo para que balbuceen cualquier excusa.
Lo que sucede es que no importas. Solo te ven con interés para la licencia, el IGV, el trámite inventado y la coima; después puedes ser devorado por otro bárbaro que te sacará el resto del capital que ganaste con esfuerzo.
Importa si lloras, si le aceptas sus regalos; pero si eres orgulloso, si solo quieres recibir lo que mereces, si solo quieres intercambiar lo que creaste, entonces eres un estorbo, un peligro o una cifra más de la estadística criminal.
Sucede cuando dejamos que se trastoquen los valores; se cree que tener un capital es casi un pecado, que si eres propietario debes protegerte solo. Nos hacen creer que la libertad, la propiedad y el libre intercambio son un mal necesario que solo sirve para financiar sus “campañas sociales”.
Si el que tiene es asaltado y arrebatado desde las instituciones oficiales, ¿qué concluye un delincuente al que las autoridades no persiguieron desde que arranchaba carteras? La respuesta es fácil: eres el botín.
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