Mientras Alejandro Toledo y Alan García enfrentan, cada cual con su particular estilo, las dentuncias y críticas a sus respectivas gestiones, y Pedro Pablo Kuczynski trabaja –con perfil bajo– la consolidación de Perú+ en provincias, la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, libra su batalla aparte con las bases de su propia agrupación.
Cuentan fuentes de Pasos Perdidos que en reciente reunión celebrada en un local de Paseo Colón, un grupo de dirigentes fujimoristas provincianos habría acordado renunciar a Fuerza Popular en señal de protesta por la “indiferencia” de su máxima dirigente.
Dicen, por ejemplo, que, pese a sus reiterados pedidos, no son recibidos por la excandidata presidencial a quien –alegan– es casi imposible tener acceso si antes no se ha pasado por el tamiz de don Jaime Yoshiyama y se cuenta con su visto bueno.
Ella, por su parte, parece estar ajena a estos reclamos, y sigue orientando sus mayores esfuerzos a sus viajes al interior del país, donde inaugura y visita comités provinciales con miras a los comicios ediles y regionales de 2014. Debido a este trajín, Keiko Fujimori ha convertido las redes sociales en sus principales aliadas para conducir Fuerza Popular.
A través del Facebook mantiene informados a sus militantes sobre sus actividades a nivel nacional. Mediante Twitter, en tanto, opina esporádicamente sobre temas de coyuntura política.
La estrategia, aseguran, es del agrado de Keiko, pero todo indica que no satisface las expectativas de sus bases partidarias. El malestar sería tal que muchos dirigentes fujimoristas ya estarían empacando maletas y buscando cobijo en movimientos regionales con el fin de asegurarse un cupo para las elecciones del próximo año.
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