Quienes insisten en afirmar que la primera dama Nadine Heredia no tiene poder en el gobierno del presidente Ollanta Humala mienten o los obligan a negar lo que ya es evidente en predios del Ejecutivo y del Legislativo. En la época en que el congresista José Urquizo era ministro de Defensa, por ejemplo, las visitas de Heredia a la sede de Jesús María eran comunes. Sobre todo cuando se trataba de exposiciones de compras de armas y de equipamiento militar. El visto bueno de la primera dama o la “luz verde” –como lo llama el actual inquilino del sector Defensa– era básica para poner en marcha los contratos. ¿Beneficios?, ¿ahorro?, ¿ganancias? Nadie lo sabe. Y si a don Isaac, el patriarca de los Humala, ya no le llama la atención que a su hijo, el presidente, lo llamen ‘Cosito’, le comentamos otra de su nuera. La última vez que vino a nuestro país uno de sus yernos de Europa visitó Palacio de Gobierno. El francés tenía bien claro que el problema de su cuñado Ollanta con el clan Humala-Tasso no era suyo. Nuestras fuentes señalan que el mandatario recibió a su cuñado y dialogaron hasta que llegó uno de los asesores del litigio marítimo con Chile en la Corte de La Haya. El gobernante le pidió a su cuñado que fuera su traductor porque no domina el francés. La reunión sobre este tema, trascendental para el país, transcurrió con normalidad hasta que llegó la primera dama. Allí vino la sorpresa: “¿Le puedes repetir todo (a Nadine)?”, le dijo Humala a su cuñado, quien no tuvo más opción que hacerlo. Y, la última. Hace poco, Nadine llegó a una reunión de la bancada oficialista (fuera de Lima) en la que proclamó a ‘su candidato’ Jaime Delgado a la Presidencia del Congreso. Urquizo, el candidato de Humala para ese cargo, se descompuso ante el anuncio y no dijo nada. ¿Alguien duda del poder de Nadine?
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