Lucía de Althaus,Opina.21
Una mamá sobreprotectora y muy perfeccionista se queja frente a su marido porque este está más ocupado en otras cosas que en su hijo. El padre se defiende diciendo “pero si siempre te busca a ti, ¡qué voy a hacer!”. En esta escena, la madre acapara todo y el padre tira la toalla. Este es el típico escenario del perro del hortelano, en donde la mamá gallina acapara y controla a la perfección todas las tareas, rutinas y necesidades de la casa; luego le reclama al padre porque no aporta en esta dinámica y, cuando él lo hace, critica la manera como lo hace. Y del otro lado está el padre, que se hace el loco cuando hay que cambiar pañales o calmar al bebé, recurriendo a la cómoda salida de “yo no tengo teta”. Pero que, cuando le reclaman su poca presencia, se escuda en que los hijos solo buscan a la madre.
La primera, acaparadora; el segundo, pasivo. ¿La solución? Hacer y dejar hacer. Y empezar a cultivar la idea de que el instinto materno no solo les pertenece a las mujeres.
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