08.MAY Miércoles, 2024
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Opinión

Luego del escándalo generalizado que ha causado el aumento de salarios que los parlamentarios se han otorgado, el Congreso tenía la gran oportunidad de corregir la equivocación y, de esa manera, recuperar algo de credibilidad con la población.

Fritz Du Bois, La opinión del director
Luego del escándalo generalizado que ha causado el aumento de salarios que los parlamentarios se han otorgado, el Congreso tenía la gran oportunidad de corregir la equivocación y, de esa manera, recuperar algo de credibilidad con la población. Sin embargo, fieles al sendero de la autodestrucción por el que están consistentemente marchando, decidieron mantenerlo, con lo que su popularidad, sin duda, caerá por debajo de cero en el próximo sondeo de opinión.

En ese momento tendremos a legisladores haciendo cola para atacar a los medios de comunicación culpándolos del rechazo que reciben de los ciudadanos “al no informar adecuadamente” sobre su “abnegado trabajo”. Incluso, apuntarán el dedo amenazante a los periodistas diciendo que serán los culpables si, por la impopularidad del Congreso, alguien es tentado a descarrilar el proceso democrático.

Pero lo innegable es que están abusando de su posición y actuando en contra de la política salarial del Estado, lo cual está en el presupuesto que ellos han aprobado. Es decir, la ley rige para más de un millón de maestros, soldados y empleados, pero no para 130 privilegiados. Después se están quejando por estar tan desaprobados.

Por otro lado, es absurdo el comentario de “si quieren un buen Congreso, páguenle bien”, como si en el Legislativo operaran las reglas del mercado y se pudiera atraer talento con mayores salarios para reemplazar en el acto a los actuales parlamentarios. En realidad, al no existir renovación parcial ni revocatoria, estamos encadenados a los congresistas que tenemos por otros 4 años, y no importa cuánto les paguemos –podría ser 1 millón de soles diarios– pues no mejorarían la pobre labor que, en la mayoría de casos, vienen realizando.

Al final, la imagen que están dando es una de aprovechadores del botín en que se ha convertido el Estado, en lugar de ser esforzados servidores mejorando la calidad de vida de los peruanos.


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