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Opinión

Suelo repetir que parte de la humanidad parece obsesionada con decidir sobre el color con el que pintará la sala mientras la cocina y algunas habitaciones se están incendiando. Las palabras del Premio Pulitzer estadounidense Chris Hedges son desalentadoras. Él dice: “Los últimos días de imperio son carnavales de locura.

Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com

Estamos en medio del nuestro, cayendo hacia adelante mientras nuestros líderes invitan a la autodestrucción económica y ambiental. Sumeria y Roma cayeron así, como también los imperios otomano y austro-húngaro. Hombres y mujeres de mediocridad asombrosa encabezaban las monarquías de Europa y Rusia en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Y Estados Unidos ahora, en su propio declive, ha ofrecido su elenco de débiles, tontos y retrasados para guiarlo a la destrucción. Si tuviéramos alguna idea de lo que en verdad nos está pasando, nos habríamos amotinado”. Advierte, además, que ese colapso se llevará a todo el planeta. Esto ocurre en un momento de la historia en el que, aparte de las atrocidades descritas y otras que todos conocemos y padecemos, la humanidad tiene decenas de millones de seres humanos actuando en favor de la justicia social, de la protección del medio ambiente, de los derechos de las minorías, de la defensa de los animales, en suma, de la defensa de la vida y de hacer que esta sea plena y justa para todos quienes habitan el planeta y para el planeta mismo. Estamos, como grupo humano, al borde del precipicio encandilados por nuestra autodestrucción y, simultáneamente, dueños de una lucidez que abarca, por primera vez en la historia, al conjunto de los seres vivos y a la madre Tierra. La alternativa oscila entre la destrucción progresiva y el amanecer de una nueva humanidad.


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