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Opinión

Suele haber muchos enamoramientos; unos son violentos, otros sometidos o románticos; pero hay una forma de la que vamos a hablar hoy que es por demás peligroso: el pasar por un estado de enamoramiento caracterizado por la desesperante necesidad de estar juntos permanentemente.

Fernando Maestre,Opina.21
fmaestre@peru21.com

Suele haber muchos enamoramientos; unos son violentos, otros sometidos o románticos; pero hay una forma de la que vamos a hablar hoy que es por demás peligroso: el pasar por un estado de enamoramiento caracterizado por la desesperante necesidad de estar juntos permanentemente. Estas parejas se separan al llegar a cada casa, si ambos son solteros, pero luego sigue la comunicación por teléfono, mensajitos, Facebook y, finalmente, a las 2 de la mañana, él va a buscarla y se para bajo la ventana de ella. Este vínculo proviene de la fantasía de creer que ella ha encontrado a un ‘dios’.

Enamorarse es una idealización, un ensueño, y la fantasía de que se ha encontrado a un ser sobrenatural destinado para la pareja. Esto puede pervertirse y uno de ellos llegar a la conclusión de que la ama tanto que no puede estar separado de ella ni un minuto. Ahí empieza la persecución: pasan todo el día juntos y, si trabajan, necesitan hablar por teléfono constantemente porque si no se sienten no amados. Estas parejas no duran, se asfixian en la posesión, pues olvidaron que amarse no es convertirse dos en uno.


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