Luis ‘Wicho’ García,Músico
Autor: Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com
Con más de 20 años de carrera, Mar de Copas es una de las bandas rockeras más importantes del país. Hoy viernes, de la mano de Perú21, ponen en circulación su nuevo disco Todos lo singles, una oportunidad para reencontrarse con sus mejores canciones. De venta en todos los quioscos y supermercados. Conversamos con ‘Wicho’ García, cantante del grupo.
¿Prefieres escuchar discos enteros o canciones?
Vengo de una época de vinilos, de k-sets; del rock conceptual, de la música progresiva; entonces, para mí, un disco se escucha completo. Sin embargo, gracias a algún single, a alguna canción suelta, descubrí grandísimas bandas rockeras.
Un disco no es una mera acumulación de canciones…
En Mar de Copas hacemos las canciones y, luego, las juntamos en un disco. Ninguno de nuestros CD ha sido conceptual; quizás podríamos llamar experimental al tercero, llamado III, pues acabábamos de estrenar nuestro estudio y creíamos que teníamos todo el tiempo del mundo –lo que no es cierto–, nos demoramos mucho y se juntaron muchas canciones.
El amor y el desamor son la temática básica de Mar de Copas…
Eso se lo debemos a Manolo (guitarrista y principal compositor de la banda), pues toda su chiquititud estuvo marcada por las baladas, por el pop. Es más, cuando lo conocí en el 86, él no había pasado de Charly García, del Dúo Dinámico, de Leonardo Favio y un poco de rock clásico; yo le mostré algunos grupos españoles de la época –Los Secretos, Gabinete Caligari y otros– y se volvió loco, pues entendió que todo esa onda de baladas y canciones sentidas podía hacerse de una forma más moderna y sin alterar el espíritu del rock.
Tú lo ‘deformaste’…
(Ríe). Sí, de alguna manera. Ese rollo de baladas viene de allí. Y cuando fundamos Mar de Copas, ese era nuestro lazo en común pues, aunque todos escuchamos música distinta, lo que nos interesa hacer es canciones que emocionen. Y nada mejor que el amor para esto (ríe). No tenemos fórmula, solo cultivamos un género: el de las baladas en clave de rock, de canciones lacrimógenas hechas para corazones despedazados y llenos de cuchillazos, es decir, baladas de ‘vaqueros llorones’ (risas).
¿Eres un buen cantante?
He aprendido con el tiempo. Si me preguntas si me gusta mi voz, te diré que solo a medias (ríe). En los últimos años ando buscando formas para mejorar mi técnica.
¿Eres más productor que cantante?
Soy una persona curiosa (ríe). No he estudiado nada, me formé al guerrazo. Soy un músico intuitivo, que de música no sabe nada (risas), esta sigue siendo un gran misterio para mí.
¿El avance de la tecnología ha beneficiado a los músicos?
Es un tema complejo y de alcance global. Con el avance de la tecnología, del Internet, los más afectados son los creadores. Hoy es cada vez más difícil vivir de la música, y muchos deben dedicarse a otras cosas, pues la gente se ha acostumbrado a bajar las canciones, a que todo sea gratis y que el músico viva del aire. Es una situación jodida, pues con este sistema se están enterrando a los creadores. Yo vi venir esto con la aparición del CD, que, para mí, es un formato fallido y peligrosísimo, pues la misma industria se dio una puñalada por la espalda: desde que puedes hacer una copia idéntica a la del master, estamos jodidos. La industria musical ya no existe en el Perú y está desapareciendo en todo el mundo. En algún momento, la gente va a dejar de comprar música, toda la va a descargar gratis. ¿De qué van a vivir los músicos? (ríe).
¿Las nuevas bandas siguen recurriendo a productores musicales como tú?
Es difícil. Los músicos invierten en sus discos no para ganar dinero sino para tenerlos como tarjetas de presentación, para que la gente los oiga y vayan a los conciertos donde, finalmente, algo de plata pueden ganar.
Y en plena crisis de la industria musical, ustedes editan, en unos pocos meses, tres discos: Seis, Lado B y, ahora, con Perú21, Todos los singles…
Hacer arte en el Perú es nadar contra la corriente, aquí todo es complicado, y tratamos de vencer a los contratiempos haciendo algo especial: trabajamos el arte del CD, cuidamos la portada, apelamos al fetichismo de la gente, le damos un valor agregado a nuestras producciones. Lo bueno es que ella aún quiere comprar un disco: las buenas ventas de Seis y Lado B así lo demuestran. Hay que tomar en cuenta otro aspecto: las nuevas generaciones están dejando de conocer el formato ‘disco’, pues han nacido en la era del MP3, un formato deleznable, que suena para el orto y destruye la música… es una mierda.
A propósito, musicalizas películas y obras de teatro…
Es lo más bacán y lo más difícil que hago. Cuando canto soy solo un intérprete; en cambio, cuando musicalizo me toca transformar imágenes en sonidos y silencios… porque las mejores películas son las que menos música tienen (risas).
AUTOFICHA
- Mar de copas, nuestro primer disco, es, en realidad, el disco de un dúo: Manolo Barrios y ‘Toto’ Leverone, los fundadores de la banda. Casi todo allí es suyo.
- No soy compositor de canciones, las he escrito, sí, pero soy más un intérprete de temas que no son míos. Lo que sí soy es un productor.
- La gente de Apdayc me interesa un bledo. Ya no se habla de ellos: deben estar haciendo lobbie. Acá, el problema es la ley, Massé hizo lo que ella le permitió.
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