Ricardo Valdés,Analista social
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
“El Perú es un país lleno de conflictos sociales y esto no debe asustarnos, solo hay que darles una solución integral”, nos dice Ricardo Valdés, estudioso de estos fenómenos.
¿El país está lleno de conflictos sociales?
La conflictividad social no va a dejar de estar presente y no hay que tenerle temor a este fenómeno, pues forma parte de todo proceso de un país en desarrollo. Sí hay que entender al conflicto social, pues muchas veces este se resuelve con cosas muy sencillas como poner un punto de luz para que la orquesta del pueblo pueda tocar. Para entender el conflicto se requiere un buen equipo multidisciplinario, pues entran en juego aspectos económicos, sociales, psicológicos, etcétera. En esto no hay misterio, solo hay que querer entender el fenómeno, solucionarlo y, sobre todo, hacer.
Dígame, ¿se nos viene un año lleno de conflictos sociales?
El 2013 fue un año bajo en conflictos si lo comparamos con años anteriores. Y fue bajo porque la minería formal se retrajo e invirtió menos. Y se retrajo por los mayores costos que implica manejar criterios de responsabilidad social y por los bajos costos de los minerales. En 2014 habrá más conflictos por un elemento externo muy importante: las elecciones municipales y regionales de octubre. Son 1,800 gobiernos locales, es decir, se elegirán a 1,800 ‘caudillos’, cada uno con intereses particulares.
Todo minero ilegal puede formalizarse…
No, si actúa en zonas protegidas. Por ejemplo, la nueva ley que da cuenta de la Estrategia Nacional Contra la Minería Ilegal establece que hay ciertas zonas donde no es posible –Madre de Dios, por ejemplo- donde no es posible ejercer ningún tipo de minería. Esto de plano hace que todos los mineros que trabajan en la zona sean ilegales y que, aunque lo deseen, no puedan formalizarse. Esto ha puesto a 30 mil mineros en la ilegalidad.
Esto origina conflictos. ¿Cuál es la solución?
El trasfondo de la minería informal, que a veces deviene en ilegal, es la necesidad de empleo y de ingresos de la gente. La mesa de negociación que se establezca va a tener que manejarse como se manejó el problema del narcotráfico, es decir, ‘erradicación’ (eliminación de la actividad minera, en este caso) más desarrollo alternativo. En el caso de la minería ilegal, aquella que no puede formalizarse, el Estado tendrá que sentarse a dialogar con las asociaciones de estos mineros para encontrarles alternativas de desarrollo y empleo e integrarlos. Nos falta un esquema de desarrollo. Si solo se aplica el garrote, el problema social prevalecerá eternamente. Hoy, el minero informal está agremiado y asociado. Hay que identificar a sus representantes, dialogar y, si es posible, formalizarlos. Hay que tratar de supervisar la cadena de producción y, tal vez, crear un banco ad hoc para este minero. Hay que pensar en un esquema más macro y no solo quedarnos en la interdicción. El minero informal existe, se va a quedar donde está y, probablemente, mañana haya más. Mucho de esto se debe a que el precio del oro subió bastante: antes la onza de oro estaba a 300 dólares, llegó a 1,800 y hoy se mantiene en 1,300. Mientras esto suceda, la minería ilegal continuará… y será muy difícil erradicarla.
¿El Gobierno está haciendo bien su trabajo?
Tengo fuertes críticas con respecto a su estrategia, que es absolutamente insuficiente, limitada: no tiene un presupuesto especial, no establece indicadores de cumplimiento, desconoce que hay una serie de zonas –más allá de Puno, Arequipa y Madre de Dios- donde hay minería ilegal y minería informal, etcétera. Este esfuerzo debería ser integrado y articulado por la PCM, no solo desde la Oficina Nacional de Diálogo –cuya tarea hoy es más recoger los ‘cadáveres’– sino contar con la participación de los ministerios de Medioambiente, Agricultura, gobiernos regionales, etcétera. Lo que hoy vemos es una escasa coordinación, una falta de propuestas de desarrollo alternativo para la gente.
¿Cuántas personas se dedican a la minería ilegal en el Perú?
El Gobierno habla de cien mil, pero otros investigadores hablan de 350 mil, quienes están distribuidos en todo el país. Pero muchas zonas no se encuentran mencionadas en la Estrategia Nacional Contra la Minería Ilegal, como si el país estuviese partido y solo el sur tuviera minería ilegal, cuando no es así. Sin un conocimiento claro de la realidad, toda estrategia fracasará.
¿Cuánto dinero mueve al año esta minería?
Se dice que son 2,500 millones de dólares. Algunos señalan que mueven más dinero que el narcotráfico. Esta minería no solo vende oro, hay que cargarle otras ‘cuentas’: el no pago de tributos, el daño ambiental, la inseguridad ciudadana, la trata de personas, el lavado de activos, la explotación de sus trabajadores, etcétera. Somos un país con 75% de informalidad, es decir, este problema no solo se circunscribe a la minería sino a todas las actividades productivas, económicas, sociales y hasta culturales.
AUTOFICHA
- Hoy, Humala no es querido en el sur como lo fue en 2011. Las promesas incumplidas son uno de los principales motores de la conflictividad social: Humala incumplió.
- La minería informal contamina más que la minería formal, de eso no hay duda. Los ríos de Madre de Dios están llenos de mercurio.
- La solución a la minería informal no solo está en atacar dragas sino en investigar los daños que genera en toda su producción y plantear salidas integrales.
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