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Opinión

La economía rebotó en abril como se había adelantado y estamos, nuevamente, apuntando a un crecimiento del 6% para este año. Sin embargo, la confianza del empresariado se sigue desplomando mientras que la del consumidor se ha estancado.

Fritz Du Bois, La opinión del director
La economía rebotó en abril como se había adelantado y estamos, nuevamente, apuntando a un crecimiento del 6% para este año. Sin embargo, la confianza del empresariado se sigue desplomando mientras que la del consumidor se ha estancado, lo cual está constituyendo un nubarrón en el horizonte que tiene que ser despejado.

Incluso, el nivel registrado de las expectativas empresariales en mayo está muy cerca de caer al pesimismo y es el más bajo desde mediados del 2011, cuando Humala iniciaba su mandato. Claramente, han golpeado fuertemente en el ánimo del sector privado tanto el episodio Repsol como la continua confrontación política que el presidente está provocando.

Asimismo, el nerviosismo que el Gobierno viene demostrando tampoco está ayudando. Así, la desproporcionada reacción a la opinión sobre la reelección conyugal de un analista del exterior –la cual, dicho sea de paso, es compartida aquí de modo casi generalizado– terminó echando más leña al fuego. Mientras que La Gran Reforma del servicio público que estaban presentando fue encarpetada no bien quemaron llantas algunos desadaptados.

Por otro lado, la pronunciada caída de la confianza que ha perdido 11 puntos en solo dos meses no se va a revertir con facilidad y va a requerir no solo de ofrecimientos sino de hechos concretos que confirmen que el Gobierno seguirá dirigiendo al país por el rumbo adecuado.

Por ello, deberían fijarse la meta de que a fin de año se haya asegurado 2 mil millones de dólares de inversión en infraestructura acelerando la entrega de concesiones y logrado que se inicien, al menos, un par de los 15 proyectos mineros que están paralizados. Con lo cual lograrían un gran salto en la confianza, lo que no conseguirían ni de lejos con una docena de discursos ‘tranquilizadores’ por parte del mandatario.

Así que el tiempo de la declaración ya ha pasado, lo que se necesita ahora son resultados.


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