Fritz Du Bois,La opinión del director
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Es frecuente que alguien entre sin un mango al Estado y salga adinerado.
Por ello consideramos que va a ser un ejercicio muy saludable para el fortalecimiento democrático conocer cómo nuestros últimos dos mandatarios justifican las propiedades por las que están siendo cuestionados.
Para empezar, Alan García ha dado un buen primer paso por la rapidez con la que ha detallado sus ingresos profesionales durante los últimos dos años. En principio, los montos mencionados le permitirían financiar la casa que se ha comprado. De cualquier forma, esperaremos el informe del fiscal para conocer si logró, convincentemente, aclararlo.
Mientras tanto, estamos esperando, por parte de Toledo, algún tipo de documentación que justifique la compra hecha por su suegra, de una casa de casi cuatro millones de dólares. Definitivamente no basta con hablar de ‘negocios de diamantes’ o de ‘compensaciones por el holocausto’; lo que se tiene que demostrar es que la señora contaba con un patrimonio adecuado para poder adquirir esa propiedad antes de que su hijo político jurara el cargo.
Por otro lado, sorprendió la reacción inicial del procurador anticorrupción descartando de plano investigar a la suegra de Toledo porque ella no era una funcionaria. Debemos asegurar de que a todos se les mida con la misma vara, ya que estamos seguros de que, si hubiera sido un pariente de García o de Fujimori el involucrado, el procurador en cuestión habría demandado una investigación de inmediato.
Finalmente, es preocupante la falta de interés de procuradores o fiscales por conocer el origen de los fondos de la ONG propietaria del auto que la primera dama estaba utilizando. Para investigar ingresos no tenemos que esperar a que concluya un mandato.
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