Manolo Barrios,Músico
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
Hoy sale a la venta Seis, el esperadísimo nuevo disco de Mar de Copas (su anterior producción en estudio es de 2004). Y tanta espera viene con yapa: también se pondrá en circulación Lado B, un disco de ‘rarezas’. Sobre la banda, su música y las radios conversamos con Manolo Barrios, líder del grupo.
Te conocí cuando eras ‘plomo’ de Miki González…
Por mi familia hago música desde chibolo, pero me estrené en el oficio en el Año Nuevo del 86, en un chichódromo de Huancayo, en un mano a mano entre Miki González y Los Shapis. Nunca me voy a olvidar de aquella noche, las paredes estaban llenas de sangre y me la pegué fuerte con Los Shapis. Ese día ‘Pelo’ Madueño debutó como baterista de Miki y conocí a ‘Wicho’ García.
Imagino que habías escuchado a Narcosis…
Nunca fui un ‘subte’, Narcosis me gustaba, pero, que me disculpe ‘Wicho’, yo prefería a Leusemia (risas). Nunca he tenido ningún tipo de prejuicio con ningún género musical. Si hay una canción de Thalía que es bonita la voy a poner en mi iPod.
Nunca fuiste un ‘pitupunk’…
Un ‘pitu’, sí, y a mucha honra, pero ‘punk’, no (risas). Si ni siquiera soy rockero, menos seré punk. En la música hay mucho prejuicio, se supone que debería ser al revés, pero el rockero es, generalmente, un ‘facho’.
¿Sientes que la autenticidad ha sido una de tus banderas?
A riesgo de sonar como un cretino, yo diría que ha sido mi mayor bandera. En la banda hacemos las cosas cuando nos sale del alma, de los huevos… por eso seguimos vivos como banda.
El problema de las bandas que duran muchos años es que terminan convirtiéndose en un grupo de covers de sus propias canciones…
La larga vida de un grupo de pop es peligrosa. El promedio de vida de una banda es cuatro discos, luego la cosa decae, al grupo se le cierra la inspiración, se la acaba la gracia y empieza a hacer huevadas. Mar de Copas tiene 20 años y el temor a que esto nos pase es permanente. Ahora, nuestros críticos más acérrimos dicen que nosotros siempre hacemos lo mismo. Si esto fuera verdad, podríamos decir que hemos hecho covers de nosotros mismos desde siempre (risas). Sin embargo, nosotros no lo sentimos así.
Muchas veces son los fans quienes piden siempre las mismas canciones…
Es una lucha permanente, nosotros tenemos ese problema. Como hemos sacado varios discos y unas 120 canciones, y en un concierto tocas unas 15, la mayoría queda fuera y la gente reclama. Queremos que se quede afuera, por ejemplo, Mujer noche, que nos tiene cansados, pero es inevitable tocar los hits.
La gente los ama y los odia…
En el mundo del arte, cualquier cosa que tiene peso, que funciona, que llega a la sensibilidad de la gente, generará detractores y fanáticos. A nosotros no nos interesa pasar piola.
Sus detractores dicen que pudieron ser la gran banda local pero les faltó actitud…
Nos faltaron muchas cosas, entre ellas, actitud. Ahora, si se refieren a que nunca hemos estados en los medios masivos, tienen razón. Hemos puesto algunas murallas pues sabemos qué queremos hacer y qué no; en eso somos inflexibles, radicales. Si se refieren a nuestra actitud en el escenario, primero definamos ‘actitud’: si tener actitud es abrir las piernas 180° y mover la cabeza de arriba abajo, pues no, no tenemos actitud, pero sí tenemos el sentido del ridículo un poco exagerado. La verdad, hemos sido un poco conchudos y hemos pagado factura por eso, pero nuestra máxima ha sido sentirnos cómodos siempre. Lo que nos interesa es que nuestra música emocione a la mayor cantidad de gente posible.
¿El grupo sobrevive o permanece?
Sobrevive (ríe). Hemos tenido suerte: desde nuestro primer concierto siempre hicimos ‘sold out’ (entradas agotadas); si eso no hubiera pasado, si no hubiéramos tenido chamba, no nos habríamos soportado. Lo que nos mantiene juntos es que tenemos trabajo, algo que le ha pasado a pocas bandas locales.
¿Te quejas de las radios?
No. Sería maravilloso que nos pasasen, pero los músicos debemos hacer solos nuestro camino, encontrar nuestro público, logrado esto a la radio no les quedará otra que pasar nuestra música. Lo que hay en nosotros, no solo en las radios sino en general, un antinacionalismo, un ‘aghh’ a lo peruano.
¿A pesar de la gastronomía, del cebiche y del pisco sour?
(Risas). A pesar de todo ello. Y no es una cuestión de los programadores, sino de los dueños de las radios. Además, el Estado se comporta como nuestro pero enemigo, solo nos queda movernos por otro lado. Y tampoco es un problema de la Apdayc. Acá todos se quejan de ella, pero cualquier problema que tenga es responsabilidad de nosotros, los compositores; si alguien quiere opinar que vaya a las asambleas y que pelee para que haya otra junta directiva. La Apdayc no es un ministerio, somos todos los compositores.
AUTOFICHA
- Antes, Mar de Copas lo manejábamos ‘Toto’ Leverone y yo; hoy no, hoy somos en verdad una banda. Seis, nuestro último disco, lo hemos hecho todos.
- Hemos tenido suerte: desde nuestro primer concierto siempre hemos tenido ‘sold out’. Sin chamba no nos hubiéramos soportado.
- Eso de ser ‘subte’ o melódico es más de la gente que de los músicos. El guitarrista de Los Trece Baladas, mi otra banda, toca en Masacre, y disfruta tocar José José.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.