Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com
Eso nos daña y daña a otros. También solo razonar puede ser peligroso pues pone distancias que nos colocan en un ‘afuera’ que realmente no existe.
Somos una unidad de instinto, emoción y razón en perpetua –y a veces inútil– búsqueda de equilibrio. Equilibrio que quizá sea necesario para emprender otras búsquedas a las que nos conduce la naturaleza humana. Justicia, respeto, compromiso, solidaridad son algunos de los desafíos a los que estamos constantemente expuestos.
A veces quedamos conformes con nosotros mismos sin ponderar los resultados de nuestra conducta. Diría, leyendo a algunas luminarias del pensamiento, que nadie sabe realmente para quién trabaja. Es un mal hábito defender los intereses del grupo de pertenencia sin cuestionarse, en cada ocasión, si esos intereses no hieren los valores que constituyen el sustento moral de nuestra conducta. Justificar es, en realidad, lo que el periodismo mejor hace.
Cuenta más el manejo de las palabras que la sustancia de lo que esas palabras defienden o atacan. Jugar a mentir es jugar a mentirse. Y ello concluye en la situación de esquizofrenia política que hoy retrata o caricaturiza a periodistas, intelectuales, aficionados, más los tecnócratas que viven en un paraíso éticamente neutro. Acomodar lo que ocurre a nuestra cosmovisión es el principal y absurdo ejercicio intelectual al que se nos desafía cada día.Aceptarlo es renegar de la libertad de pensamiento que tanto y tanto reclamamos.
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