Tomás Matsufuji debe ser uno de los cocineros más talentosos –y humildes– de la ciudad. Con un doctorado en Química en una universidad inglesa, regresó al Perú y se sumergió en la cocina de su padre, el gran Darío Matsufuji. Allí abandonó experimentos y laboratorios y se metió al territorio para el que ha estado predestinado: la cocina. Fallecido su padre, se mudó a un espacio mínimo (seis bancos y una barra) y fundó Al Toke Pez. Aquí no hay comodidades pero hay sabor… Tomás está a cargo de los platos calientes, del arroz con mariscos y las jaleas, de las parihuelas y los batayakis, pero el cebiche no tiene pierde y, encima, es muy barato: 10 soles, una ganga que solo es posible gracias a la generosidad de este cocinero que, si el mundo fuera justo, sería ya una estrella mundial.
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