15.MAY Miércoles, 2024
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Opinión

Nadie ignora que detrás del comportamiento económico de la sociedad, se ocultan tendencias psicológicas, cuando no conductas biológicamente heredadas. Necesitará entonces, el buen economista, el auxilio de muchas otras ciencias ajenas a la suya.

Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com

La antropología, al hacernos una reseña de la evolución del hombre, puede contribuir a comprender nuestras actitudes en el campo que más influye en las disputas individuales y grupales por la posesión de los bienes materiales. La lucha de todos los seres vivos por sobrevivir es el dato imprescindible para repensar todo lo elaborado en torno a este tema. La necesidad de acumular reservas de alimentos para asegurar esa supervivencia y como ello ha marcado nuestro cerebro es otro eslabón imprescindible en esta construcción. A este inicio de reflexión se agregan datos como la afirmación de un experto en cambio climático que dice que las técnicas de su disciplina pueden ayudar a explicar los desarrollos en los mercados financieros y los epidemiólogos que han sugerido que el estudio de la manera en que se propagan las enfermedades infecciosas puede esclarecer los inusuales patrones de contagio financiero que hemos presenciado en los últimos cinco años. Casi todos coinciden, además, en que debe enseñarse más “historia económica”.

En suma, así como se dice que la guerra es un tema demasiado serio para dejarlo solo en manos de los militares, podemos afirmar que la economía es demasiado determinante como para escuchar solo la opinión de los economistas. Eso que hoy se llama “pensamiento complejo” es algo que ya está golpeando nuestras puertas.


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