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Opinión

A lo largo de los últimos años, al haberse incrementado el interés por la conservación del medio ambiente, se han multiplicado los negocios ecológicos, el número de empresas amigables con la naturaleza y, también, los productos fabricados con materiales reciclados.

Nano Guerra García,Opina.21
nano@somosempresa.com.pe

A lo largo de los últimos años, al haberse incrementado el interés por la conservación del medio ambiente, se han multiplicado los negocios ecológicos, el número de empresas amigables con la naturaleza y, también, los productos fabricados con materiales reciclados.

A propósito, sería conveniente indicar que, muchas veces, la necesidad, la falta de recursos y la misma pobreza son fuente de inspiración del reciclado y de la conservación de los recursos naturales.

Hace un tiempo, por ejemplo, en el primer mundo no se sabía qué hacer con las llantas usadas, se las apilaba en inmensos almacenes con mucho cuidado, porque son altamente inflamables.

En el Perú, sin embargo, movidos por las carencias y alentados por nuestra extraordinaria creatividad emprendedora, convertimos las mismas llantas en ‘ojotas’ o en sandalias para usarlas en los trabajos del campo.

El asunto no queda allí, porque también las usamos en los parachoques de camiones y de tráilers, las pusimos como topes para botes y puertos. Las convertimos en depósitos para cervezas con hielo incluido, y las pusimos como hitos para circuitos de karts o motocross.

Las rellenamos de cemento y las usamos de bases para postes o astas de banderas. Las utilizamos para fabricar souvenires y objetos, o las pusimos en parques infantiles pintadas de colores para saltar encima o hacer túneles.

Si la ociosidad es madre de todos los vicios, aquí la necesidad es la progenitora de todos los inventos.


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