01.MAY Miércoles, 2024
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Opinión

Con este título, Paul Verhaeghe tiene un capítulo donde integra tres conceptos vitales en la lógica del amor y de los vínculos de pareja. Plantea que aquel que sabe más de sexo es el que tiene más poder y que el ejercicio de este genera un cosquilleo erótico.

Fernando Maestre,Opina.21
fmaestre@peru21.com

Con este título, Paul Verhaeghe tiene un capítulo donde integra tres conceptos vitales en la lógica del amor y de los vínculos de pareja. Plantea que aquel que sabe más de sexo es el que tiene más poder y que el ejercicio de este genera un cosquilleo erótico. El poder, el saber y el erotismo van de la mano en muchos vínculos románticos. Lo dramático es que este poder mayormente recae en el varón, dado que, por razones sociales y complejos culturales –o falso pudor–, la mujer es la que menos investiga sobre sexualidad. Pese a que lo femenino ha avanzado mucho, por alguna razón el varón insiste en colocarla bajo él y, por más injusto que sea, todo el sistema apunta a que la mujer debe ser dominada pues esto tiene que ver con lo peligrosa que ella puede resultar para un hombre. De ahí que en las parejas solemos encontrar la abusiva posición del varón que, luego de culminar su conquista, pasa al dominio progresivo. Tener el saber lleva al poder, y este, al goce erótico. Por eso “todo don Juan es un buen hablador, y siempre la relación de un hombre y una mujer es de palabra”.


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