Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com
Pareciera que ahora los financistas solo admiten los datos que les favorecen sean estos ciertos o no. Al igual que el rating, las agencias de publicidad saben que hay arreglos, pero siempre apuestan por los mejor calificados. “En algo tenemos que apoyarnos”, me decían cuando les recriminaba esta conducta. Moody’s, una de las mentirosas más conocidas, rebajó la calificación de bancos radicados en Argentina y sostuvo que las políticas argentinas eran “erráticas”. Ellos prefieren las no erráticas, aquellas que conducen derecho al abismo del desempleo y el hambre en lugar de las que procuran evitar tales calamidades. Es simple: desempleo y hambre afectan una porción enorme de la población pero no tocan a los privilegiados del sistema. Ahora todos nos sacrificamos por ellos y todo lo que marche en ese sentido será bienvenido. Molesta a Moody’s la aplicación de “mayores controles de cambio, topes a las tasas de interés de las tarjetas de crédito, regulaciones referidas al direccionamiento compulsivo del crédito y otras medidas administrativas y legales que podrían afectar la valoración del riesgo de los bancos y su apetito de riesgo”. Quienes sabemos –después (y antes también) de que estallara la burbuja inmobiliaria– que el apetito bancario conduce a situaciones sin retorno, consideramos sensatas tales medidas e insensato oír a Moody’s aconsejando invertir empresas que al día siguiente estarán fundidas.
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